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«Todos los días son una propina»

Los trasplantados, prueba viviente de cómo ha avanzado la técnica, celebran como propio un logro que les dio la vida

Junto al equipo de especialistas, quienes sienten también como propio este aniversario son los pacientes. En Valencia, la asociación de enfermos y trasplantados hepáticos AETHCV, es un punto de referencia para las personas que tienen que pasar ahora por este trance. «Las cosas han cambiado mucho, antes no se sabía nada y ahora hay mucha información pero aún así nos llega mucha gente asustada», comenta el tesorero de la agrupación, Francisco Muñoz.

Desde allí ofrecen información, apoyo psicológico y la posibilidad de alojarse en un piso que tienen alquilado con sus medios para hacer más llevaderos los días de hospital. Muñoz reconoce que el trasplante supuso un cambio radical: «como del cielo a la tierra. Todos los días lo piensas: es una propina que tienes».

Tercera oportunidad

Quien sabe bien lo que es tener una segunda oportunidad, e incluso una tercera es Manuel Silla, doble trasplantado hepático. Su primera intervención para sustituirle un hígado cirrótico fue en julio de 1996. «Tenía 49 años y sí estaba asustado. El 23 de julio me avisaron: ya viene el hígado. Yo estaba decidido a que de esa tenía que salir».

En su caso y tras un postoperatorio complicado, necesitó un doble trasplante a principios del año siguiente. «Ahí sí a los 11 días me dieron el alta y hasta hoy. Todos los años celebramos la fecha porque te da la vida y todo gracias a los donantes. Ser donante es regalar una vida». Él lo sabe bien.

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