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Entrevista

José Luis Villacañas: "Los líderes de Podemos tienen un exceso de teoría populista"

«Cada vez que Iglesias aparece como un líder caudillista, las Mareas, Catalunya en Comú y Compromís, se distancian»

José Luis Villacañas, en el claustro de la Nau, bajo la estatua de Lluís Vives. daniel tortajada

A Villacañas hay que leerlo, saber leerlo. Un lúcido observador de la realidad que desnuda ahora el Populismo (La Huerta Grande, 2015), en un ensayo donde domina más la práctica que la teoría. Un valenciano de Úbeda que trabaja en Madrid y que fue director general del Libro, Archivos y Bibliotecas de la Generalitat entre 1999 y 2003, con el gobierno de Eduardo Zaplana (PP).

¿El antónimo de «populismo»?

Republicanismo.

¿Cómo está el republicanismo en España?

Muy mal. Tiene un terrible problema…

…¿Qué es visto más como ideología, qué como forma de estado?

España siempre ha sido un país monárquico. Republicanismo y estado monárquico son contradictorios. Eso ha generado el mito de la República. El republicanismo es una ideología que ha sido más fructífera bajo monarquías.

¿Una ideología o una forma cívica de gestión?

Una forma de entender el espíritu público.

¿Un estado ideal de una política inexistente?

El republicanismo en el fondo es una utopía. Mientras hemos creído que las utopias deben ser totalitarias, hemos olvidado que durante siglos, la utopía real es lo que se llamó el régimen mixto.

¿Griegos y romanos?

Los romanos, Cicerón. Un régimen que podía tener una forma monárquica, una estructura aristocrática y una realidad democrática. Lo que está en la base de la división de poderes.

¿En que consistía la utopía?

En el equilibrio de poderes para eliminar el dominio del hombre sobre el hombre.

¿Conclusión tras analizar el populismo?

El libro pretende llamar la atención sobre el peligro del populismo.

¿Que tiene muy mala prensa?

A veces por motivos justificados, y otras no. El populismo es un elemento necesario de la política actual. No existe un partido que no tenga elementos populistas.

¿El espectáculo?

El uso de los medios de comunicación. El dirigirse no a los virtuosos, sino a la medianía de la gente. Todo eso requiere elementos retóricos que son fundamentalmente populistas.

¿Cómo Azaña?

Lo que sucede en los republicanos clásicos, como Azaña, es que sabía, como Maquiavelo, que el político era un animal doble, un centauro. Tenia dimensiones retóricas y populares; de zorro y de inteligencia.

¿Populistas inteligentes?

Roosevelt era un populista. El New Deal es una estructura populista.

¿Kennedy?

La política de Estados Unidos no puede abrirse camino, sin un elemento populista. El We Can de Obama. El populismo pone las estructuras de medios, retóricas, afectos, sentimientos, y de dimensiones comunitarias al servicio de una politización intensa. Tiene un aspecto bueno, en cuanto moviliza la sociedad. Si en la situación en la que hemos estado en España no hubiera emergido ese tipo de retórica, los españoles estaríamos muertos.

¿Le veo mucho de Podemos?

Ahora viene la segunda parte. El problema es que el populismo se eleve a doctrina sustantiva y definitiva de entender la política. En eso no estoy de acuerdo.

¿Entonces?

Hay que agradece a Podemos, y a algunos otros populismos, canalizar importantes intereses populares.

¿Ponerlos dentro del sistema?

Podemos solo ha empezado su andadura política. Podemos se va a quedar, pero es mucho más que sus líderes visibles, que tienen un exceso de teoría populista. Les cuesta mucho trabajo hacer una transferencia a una mentalidad republicana, a una estructura de responsabilidad.

¿Como los definiría?

Bastantes unilaterales. Viven de su teoría, que les ha sido necesaria para muchos años de ostracismo. Solo la teoría no permite la otra gran virtud del político, que es la flexibilidad, el principio de realidad y responsabilidad. El punto decisivo por el cual el populismo teórico corre peligro de constituirse en populismo sustantivo es cuando aborda la cuestión del poder. Mi tesis es que para construir el populismo como teoría sustantiva se requiere tener el poder.

¿A cualquier precio?

La cuestión está en como se definen las estrategias para conquistar el poder. Cuando una movilización populista da síntomas que quiere el poder a cualquier precio, porque lo necesita para construir todo el discurso populista, entonces estamos en el peligro.

¿Cómo en América Latina?

Sí, o como Convergència en Cataluña…

…¿O el PP en Valencia?

También. Tenemos la completa seguridad de que si la forma de ejercer el poder no introduce elementos republicanos, de responsabilidad, va a intentar mantenerse a cualquier precio.

¿Por ejemplo?

Con una movilización permanente, con una dualización social amigo/enemigo.

El caso de Venezuela.

Desde cualquier punto de vista republicano, el régimen de Maduro está acabado. Maduro dice permanentemente que la debilidad de su gobierno y su régimen se debe a que los enemigos internos son demasiado poderosos, asociados al capitalismo mundial y al colonialismo español. Por tanto, construye un relato donde pedirle cuentas es hacerle el juego al enemigo. Ese juego en las sociedades europeas no es posible.

¿Por qué?

Porque las sociedades europeas son posthegemónicas. Podemos, a diferencia de Gramsci, sabe que la hegemonía tiene que ser posterior al uso del poder. Mientras que Gramsci y Lenin decían: «construyamos una hegemonía social, porque desde allí tendremos el poder»; el populismo teórico dice que Gramsci estaba equivocado.

El libro recoge la preocupación por la mediocridad política. Trasladado al panorama español, ¿la incapacidad para formar un gobierno es porqué los populismos son antagónicos?

Esto se ve cuando PP y Podemos intentar erosionar su centro político. Los representantes políticos, y en esto lleva razón Podemos, están muy por detrás de nuestra sociedad. Esto significa que el régimen de representación va a ser muy inestable, pues las fuerzas políticas se dan cuenta que se va a penalizar a las que presenten menos competencia. Por eso es esperanzador el periodo que se ha abierto, porque las fidelidades no existen tanto, las relaciones unívocas —aquello de «soy de izquierdas y voto esto»— se han roto y ahora es un momento pedagógico para profundizar en el republicanismo para ver quien está más capacitado para gobernar la cosa pública con solvencia.

¿Su opción es una gobierno PSOE-Podemos, con un papel especial para Miquel Iceta?

Tengo mucho respeto por Iceta, porque me parece muy representativo de lo mejor de este país. El republicanismo antiguo sostenía que el gobernante debía pensar en la mejor parte, mientras que el tirano intensificaba la peor parte. Evidentemente Rajoy ha gobernado para la peor parte. Lo mejor que tiene Podemos es una base de militancia intermedia, una zona entre el votante y el dirigente, que es muy grande, que en Valencia se divisa menos, pero que en Madrid bulle. Todo joven que tiene aspiraciones políticas está con ellos.

¿Lo que pasaba hace 30 años con el PSOE?

Con el PCE. El PSOE siempre ha sido un partido de electores. No se podrá hacer política en el futuro sin integrar a esa base amplia de Podemos. En mi argumentario en favor de Iceta, decía que esa hostilidad entre Ciudadanos y Podemos no debe ser rentista, por eso he llamado en mis artículos en Levante-EMV a unificación de las fuerzas reformistas.

¿Donde incluye Ciudadanos?

Sí.

¿Qué es la nueva derecha europea?

Iceta ha dado señales inequívocas que irá al Constitucional con C's si las leyes no se respetan, pero está en condiciones de apoyar a Ada Colau en Barcelona. Si el PSC retira el apoyo implícito a Ada Colau, la alcaldesa lo va a pasar muy mal. Iceta podría moderar la agenda de Catalunya en Comú.

¿La transversalidad se penaliza?

Sánchez lo está haciendo bien, presiona a Ciudadanos y a Podemos, a no ser que Podemos quiera dejar claro ante toda la ciudadanía que va a votar no, con el PP. Aquellos elementos que incluyen Podemos —Catalunya en Comú y Compromís— son más sensibles a la posibilidad de una agenda dirigida por el PSOE. La entrevista de Mònica Oltra con Sánchez es un jarro de agua fría para Iglesias. El populismo es caudillismo y tiene que elegir entre la forma caudillista o la forma federal. Ambas no nos compatibles. Si Iglesias quiere mantener unidas a las Mareas, Catalunya en Comú, al movimiento del País Vasco y Compromís tiene que ser un líder de otra índole. El caudillismo es centralista. Que Catalunya en Comú cree su propio partido, lo tiene que valorar Iglesias.

¿El futuro de Podemos?

Podemos necesita una nueva cultura, que no es la populista. El populismo se desarrolla bien en sociedades nacionales, como en Cataluña, o en España. Berlusconi en Italia, pero con Bossi en la Padania.

¿Y con Susana Díaz en Andalucía?

Sí, el populismo no es federal y cada vez que Iglesias aparezca como un líder caudillista, las Mareas, Catalunya en Comú y Compromís, se distanciaran.

¿Qué le preocupa?

Que se pierda la oportunidad de reformar la arquitectura constitucional, que es diferente de la Constitución. Enfadé mucho al PP cuando dije que la mayor amenaza a la Constitución era la defensa del PP a la Carta Magna.

¿Optimista?

No… Hay que olvidar mucha realidad para ser optimista, pero estamos ante la única oportunidad para cambiar la ley electoral, las diputaciones, el Constitucional… Podemos se equivocaría si fuera a unas nuevas elecciones. Porque va sin haber avanzado en una cultura política propia, que es la base de irreversibilidad, que implica la cuestión federal. Esas nuevas elecciones favorecerían las tesis PP, pero ahora que veo como se mueve Sánchez, su movimiento largo es porque el PP no va aguantar y esto a Ciudadanos le viene muy bien, como Borgen.

¿Todos han visto muy bien «Borgen»?

Todos menos Podemos.

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