El Arte Rupestre del Arco Mediterráneo Ibérico forma parte de la lista de la Unesco del Patrimonio de la Humanidad desde el año 1998. En las tierras valencianas este tipo de manifestación prehistórica adquiere especial relevancia, ya que en ellas se han documentado alguno de los núcleos y yacimientos de mayor interés patrimonial y arqueológico. Por tanto, se trata de un recurso arqueológico cuya valoración y custodia debe ser contemplada de manera prioritaria, ya que por su misma naturaleza resulta especialmente sensible a los problemas de deterioro natural y antrópico. Por otra parte, resulta innegable el alto valor arqueológico de estas representaciones rupestres pintadas o grabadas y el interés que despierta en la población, pues dan testimonio no sólo de las circunstancias relacionadas con el modo de vida y el pensamiento de los autores, sino sobre el medio ambiente, el territorio y la dinámica del cambio cultural.

En la provincia de Valencia, el arte rupestre prehistórico incluye yacimientos de los tres principales periodos que fueron incluidos en la lista de Patrimonio de la Humanidad: Arte Paleolítico, Arte Levantino y Arte Esquemático.

El Arte Paleolítico es el peor documentado, pues por el momento se contabilizan sólo tres yacimientos de este periodo. Dos situados en la comarca de la Safor, uno de los principales núcleos de concentración de yacimientos del Paleolítico en tierras valencianas, con una marcada continuidad territorial con la alicantina comarca de la Marina Alta. El tercer yacimiento, recientemente descubierto, se sitúa en el término de Requena y constituye una prueba de que nuestro conocimiento del arte paleolítico está mediatizado por la tradición de la investigación.

El Arte Levantino, al igual que el Esquemático, se extiende por una buena parte de las comarcas valencianas, si bien alcanza su máxima concentración e importancia en las comarcas de la Canal de Navarrés y del Valle de Confrentes-Ayora. En estas dos comarcas interiores, se localizan algunos de los conjuntos de mayor interés para la sistematización del arte en la cuenca del Xúquer y el Massís del Caroig.

Abrigos como el de las Cueva de la Araña, el Ciervo, de El Sordo o de Tortosilla, proporcionan los referentes técnicos y estilísticos que permiten establecer los principales rasgos de esta zona, con abundantes representaciones de arqueros, ciervos y cabras, integrados en escenas de caza o de movimiento. El naturalismo y la atención por la composición facilitan la identificación de temas y motivos pintados fundamentalmente en rojo.

El Arte Esquemático, más difícil de interpretar, por combinar la reducción de los rasgos anatómicos con varios motivos abstractos o simbólicos, viene a coincidir, en términos generales, con el del Levantino, con casos de coincidencia de los dos estilos en una misma pared.

Esta situación da cuenta, sin duda, del contexto histórico al que remite este tipo de manifestaciones, vinculadas, a partir de la investigación de los recientes años, con la implantación y expansión del Neolítico. Ha de tenerse en cuenta, a la hora de valorar el Arte Esquemático, la amplitud cronológica de este tipo de manifestaciones, ya que se incluyen motivos cuya cronología cabe relacionar desde el Neolítico antiguo y hasta la Edad de los Metales.