Al viejo refrán de qui no sega, espigola (versión valenciana de «cuando no hay lomo, de todo como») le ha surgido una variante laboral: quien no trabaja en buenas condiciones, trabaja en precario; y quien no tiene visos —o ganas— ni de trabajar en precario, se dedica a seguir estudiando para añadir muescas a su currículum. Los alumnos estudian cada vez durante más años. «En los perfiles de más edad —destaca el informe del Consejo de la Juventud— se observa una tendencia cada vez mayor a alargar la etapa formativa. En el tramo de edad de 25 a 29 años la mitad de las personas inactivas está en la actualidad realizando algún tipo de formación, un 37,7 % de personas más que un año atrás».

Por otro lado, la capacidad adquisitiva de los jóvenes se ha visto mermada con respecto a un año atrás. Hay 320.000 valencianos de 16 a 29 años sin ingresos ordinarios. Son el 46 % del total. Los datos corresponden a 2014. En ese momento, el salario medio de una persona joven en la C. Valenciana era de 10.130 euros netos anuales.