Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Manuel José Pérez Gambin: "Temo tener que decidir a quién salvo en un naufragio"

Ha salido recientemente hacia Lesbos para ayudar a los refugiados. Y advierte: No será ni la primera ni la última vez

Había viajado a Atenas con otra ONG pero en el aeropuerto de Atenas conoció a uno de los integrantes de Proem-Aid y decidió colaborar con ellos en futuras visitas a la isla de Lesbos. Y así ha sido. Recientemente, Manuel (de Cox, Alicante) partió con la sexta expedición de Proed-Aid que se centra en rescatar a los refugiados que se embarcan en lanchas deficientes para superar una distancia que duplica la del estrecho de Gibraltar.

Teme el momento en el que tenga que asistir el naufragio de algunas de las tantas embarcaciones que pretenden alcanzar la isla de Lesbos, en Grecia. «¿Cómo realizas el triaje? ¿Cómo decides a quién salvas primero y a quien después? En esos escasos minutos en uno y otro hay muertes y hay que ser decidido y eficaz. No es fácil. De momento aún no me ha pasado pero temo ese instante». Manuel José Pérez Gambin conoce el protocolo, trabaja en salvamento marítimo y sabe que primero hay que asistir a «quien esté mejor». Sin embargo, se le encoge el alma. Sobre todo después de comprobar el drama de los miles de refugiados que llegan a diario a las costas griegas tras haber sorteado a la muerte en el mar.

Manuel viajó a Lesbos, por segunda vez, el pasado martes. Por eso sabe lo que se va a encontrar allí: la desesperación de miles de personas atrapadas en el mar. «Rescatamos lanchas que se van hacia zonas rocosas, o que están perdidas sin poder llegar. Las remolcamos hasta zona segura o intentamos guiar los botes sin que nadie se caiga al mar. En Lesbos hay mucha ayuda en tierra, pero muy poca en el mar por eso hay tantos naufragios, por eso muere tanta gente. No tiene conocimientos náuticos y atraviesan una distancia que es el doble del estrecho de Gibraltar. Es muy peligroso, pero aún así prefieren iniciar este trayecto a morir por una bomba. Con que sobreviva uno de la familia ya se dan por satisfechos. Lo que pasa allí es increíble», asegura el joven.

A Manuel lo que más le sorprendió es la gran cantidad de niños y ancianos que viajan en las embarcaciones. Eso es lo que le ha motivado para regresar al «infierno». «Estaba en casa viendo el drama de los refugiados y no lo podía aguantar. Tengo que ir allí, pensé. Y allí me voy. Y volveré las veces que haga falta. Mientras pueda ir, iré. Lo único que lamento es que en los informativos y en los reportajes apenas den unos segundo de lo que allí está pasando. Como si fuera algo normal...», asegura.

Le sorprende la «falta de coordinación» de las autoridades europeas, en general, y griegas, en particular, tras lamentar los límites que están poniendo a las ONG que acuden a ayudar. «Deberíamos trabajar todas a una, pero no es así», concluye, mientras espera que las actuaciones hayan «mejorado» desde su último viaje.

Compartir el artículo

stats