Dos asesores del PP en el Ayuntamiento de Valencia investigados en el caso Taula fueron sorprendidos el pasado viernes tomando fotografías en el interior de un bar próximo a la Ciudad de la Justicia que suele ser frecuentado por jueces y fiscales. La grabación de las cámaras de seguridad del local recoge cómo uno de ellos extrae el móvil, enfoca hacia la mesa donde estaba sentada la periodista de Tribunales Loreto Ochando, que ha cubierto el caso Taula como el resto de redactores de esa especialidad, y realiza lo que parece una panorámica o una batería de fotografías.

La acción de los dos asesores, Andrés Rodríguez y José Luis Martí, no sólo fue captada por las cámaras del establecimiento, sino que fue descubierta por una camarera, que advirtió a la periodista de lo que estaba sucediendo, lo que ha dado pie a que la profesional haya interpuesto una denuncia en el juzgado de guardia de Valencia.

No es la única reacción. El grupo municipal Popular admitió ayer un comunicado la toma de fotografías -perfectamente captada en la cámara, tal como se aprecia en el vídeo que reproducimos en nuestra web, levante-emv.com, así como en los fotogramas reproducidos en esta página, pero rechaza que tuviese por objeto espiar a la periodista. El comunicado fue lanzado poco después de que se supiera que los dos hombres eran los citados asesores del PP investigados en el caso Taula.

El comunicado consta de cinco puntos. El primero desmiente que «dos asesores de este Grupo estuvieran el pasado viernes espiando a ninguna periodista». En el segundo, califica de «totalmente casual» el encuentro con la citada periodista, que realmente no se dio, dado que en ningún momento se acercan a la mesa ni cruzan palabra alguna con ella. En el tercer punto afirman lamentar «que una acción cotidiana, como tomar algo en un establecimiento público, pueda interpretarse como un espionaje». El cuarto ni siquiera alude al incidente, pero en el quinto admiten abiertamente que tomaron fotografías, aunque califica el hecho de «anecdótico».

Un tapeo de menos de 6 minutos

Pese a todas las negaciones, la gestualidad de ambos asesores invita a deducir que sabían con anterioridad la mesa que ocupaba la periodista y que la intención era obtener fotografías de la misma. Ambos entran en el establecimiento a las 14.27 del viernes -según la hora del vídeo- y abandonan el local menos de seis minutos después, a las 14.33.

En ese corto espacio de tiempo, tras varias miradas furtivas hacia la mesa en cuestión, piden dos cervezas y una tapa, y se acodan en la barra, en el punto más cercano a la mesa de la terraza que ocupaba la redactora Loreto Ochando. Uno de ellos, Rodríguez, permanece de espaldas a la calle, mientras el otro, Martí, manipula el móvil sobre el mostrador. En un momento determinado, tras haber girado varias veces la cabeza hacia la mesa de la terraza ocupada por la periodista, se da la vuelta y sostiene el móvil con ambas manos, dirigiéndolo hacia ese punto en un gesto que denota que está grabando o realizando fotografías, como admite el PP municipal en su comunicado.

Martí vacila, ya que en ese instante se cruza ante él de manera casual un cliente, y luego continúa haciendo las fotos. Es en ese instante cuando la camarera repara en su acción, se detiene y se queda observando la pantalla, donde ve la imagen de la periodista, que estaba de cara a Martí, tras lo cual escribe una pequeña nota en la que le advierte a Ochando de lo que está sucediendo.

Tras verse sorprendidos por la camarera, Martí deja de enfocar, se gira hacia su compañero y apuran parte de las cervezas, así como la tapa. Menos de dos minutos después pagan y abandonan el bar.

La periodista no pudo abordarlos en ese momento, porque la nota manuscrita le fue entregada por otro camarero, el que cubría la terraza, y cuando reacciona y va a pedir explicaciones, los dos investigados por el caso Taula acababan de irse del bar.

Loreto Ochando ha interpuesto una denuncia en el juzgado de guardia de Valencia al sentirse coaccionada en su trabajo como periodista. La denuncia fue presentada el lunes, antes de que se conociera la identidad de los dos hombres, lo que aumentó la inquietud de la redactora.