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Asignatura

La demanda de Religión crece un 42 % en Bachillerato al pasar a contar su nota

La matrícula en formación católica aumenta en 4.549 alumnos, 20 veces más que el curso anterior

La demanda de la optativa de Religión se ha disparado un 42 % en primero de Bachillerato este curso en los institutos de la Comunitat Valenciana, al obligar la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad de la Enseñanza (Lomce) a que esta asignatura tenga carácter evaluable y su nota se incorpore al expediente académico en igualdad de condiciones junto al resto de materias.

Según datos ofrecidos por la Conselleria de Educación, los alumnos que estudian Religión en los centros docentes públicos y concertados en primero de Bachillerato han pasado de 10.811 a 15.360 tras la implantación de la Lomce en este nivel. Esto supone un crecimiento de la matrícula en 4.549 estudiantes, veinte veces más que el aumento en 227 alumnos „apenas un 2 por ciento más„ registrado el curso anterior cuando la formación católica no tenía ninguna influencia en la nota final.

Este espectacular incremento de la matrícula confirma que muchos alumnos se han decantando por la Religión pensando que, respecto a las otras dos optativas que podían elegir (Cultura Científica y Anatomía Aplicada), no les será difícil obtener una buena nota con la que mejorar su expediente académico de cara a su futuro acceso a la universidad.

El efecto más palpable de la reforma educativa impulsada en solitario por el PP es que este curso siguen las clases de Religión más de la mitad, el 50,1 %, de los 30.668 alumnos de primero de Bachillerato que estudian en centros sostenidos con fondos públicos en la Comunitat Valenciana.

Es decir que la implantación de la formación católica ha pasado en este nivel de una proporción de uno de cada tres alumnos „el 33, 1 % hace dos cursos y el 34,7 % en el 2014-15„ a uno de cada dos estudiantes.

El crecimiento exponencial de la Religión en las aulas de Bachillerato se ha producido fundamentalmente en los centros públicos, pues en la concertada „donde la mayoría de colegios son católicos„ antes de la reforma educativa ya cursaba esta asignatura el 88 % del alumnado. En la pública, en cambio, apenas uno de cada seis estudiantes (el 16,3 %) pedía esta optativa antes de la reforma.

La enseñanza de la Religión levantó una agria polémica el pasado verano entre, por un lado, la Conselleria de Educación del tándem Compromís-PSPV y, por el otro, el Arzobispado de Valencia, la Federación Católica de Asociaciones de Padres de Alumnos (Fcapa) de Valencia y la Unión Sindical Obrera (USO), sindicato que agrupa a la mayoría del profesorado de esta optativa.

El conseller Vicent Marzà modificó de urgencia el decreto de currículo Lomce de primero de Bachillerato heredado de su antecesora, Mª José Català, para que los alumnos tuvieran 4 horas semanales de Matemáticas y del resto de materias troncales de opción „Física y Química, Latín, Literatura... „ y no tres como había planificado la conselleria del PP.

Esta equiparación del Bachillerato valenciano al resto de España, suponía que los alumnos, en lugar de tres optativas tenían que elegir dos. Para poder cuadrar los horarios, conselleria abría la puerta a que los centros no incluyeran la formación religiosa entre las optativas de oferta obligada.

Esto suponía un ataque directo a la Lomce, que en su disposición adicional segunda establece que la enseñanza de la religión católica, en virtud del Acuerdo sobre Enseñanza y Asuntos Culturales suscrito entre la Santa Sede y España en 1979, será de oferta obligatoria para los centros y de carácter voluntario para los alumnos.

La Fcapa anunció que denunciaría a los equipos directivos de los Institutos de Educación Secundaria (IES) públicos que incumplieran la Lomce, que fija que la asignatura de Religión es de oferta obligada en todos los centros. Además, el portavoz de las ampas católicas, Vicente Morro, añadía que introducir esta modificación con carácter retroactivo, pues el proceso ordinario de matrícula en primero de Bachillerato había concluido 20 días antes era una «doble ilegalidad». «No se puede dejar sin Religión a los alumnos que ya han escogido esta optativa durante la matrícula, que pueden ser el 40 %», aseguraba.

Los datos reales de una matrícula del 50,1 % demuestran ahora que se quedaba corta la previsión de la Fcapa respecto aumento de la demanda de Religión al pasar a ser evaluable. Al final Educación garantizó a USO que en ningún IES con alumnado de Bachillerato matriculado en Religión se iba a dejar de ofertar esta optativa.

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