Sandra Deltell tiene 200 trabajadores a su cargo, un secreto y un consejo.

Los empleados trabajan en la empresa de auditoría, consultoría y asesoramiento legal y fiscal PricewaterhouseCoopers (PwC), de la que Deltell es directora para la Comunitat Valenciana y Murcia.

El secreto es cómo ha podido compaginar el alto cargo con su vida. «Con un gran pacto en casa para que la familia no sea una carga adicional o un elemento de estrés en tu trabajo. Que sepan, con transparencia, cuál es tu objetivo profesional y cuánto vas a luchar por él». Así no habrá resistencias domésticas.

La segunda parte del secreto para las mujeres que no quieran renunciar a nada es desechar una idea fosilizada: que la vida familiar y profesional han de acoplarse bajo los parámetros convencionales que marca la tradición. «No „sostiene„, así el puzle no encaja. Las piezas colisionan. Hay que buscar la flexibilidad y soluciones alternativas. Si tienes un cargo de responsabilidad que absorbe mucho tiempo, no podrás ir todas las tardes a pasear el carro de tu hijo ni al parque a verlo jugar. Pero habrá un viernes por la tarde o unos fines de semana».

El consejo es simple: nunca dejes pasar el primer tren que pase delante de ti. Porque ése es el bueno.

„Uno de los principales problemas es el prejuicio de muchos hombres de que una mujer no estará dispuesta a asumir ciertos proyectos o puestos de responsabilidad. Dan por hecho que una mujer no va a querer comprometer tanto su vida y no se molestan ni en planteárselo. Por eso, si confían en ti y es lo que quieres, no tengas miedo y no dejes pasar el tren. Cógelo. Y luego gestiónalo para no ahogarte en el estrés.

La especialidad de la casa son los datos. Y Sandra Deltell revela uno interesante. Tras un estudio con casi 4.000 trabajadores de la generación Millenial, el 71 % de las profesionales quieren asumir un proyecto internacional, con estancia en el extranjero, para volver con una capacidad de liderazgo y responsabilidad superiores. En cambio, sólo el 20 % de la movilidad internacional la protagonizan mujeres. «Los quieren, pero no se los ofrecen por culpa del estereotipo de que una mujer con hijos no quiere saber nada de su carrera. Y no es así: también queremos retos ambiciosos y complejos. Pero siguen sin ofrecérnoslos», lamenta.

Añade otra desventaja de las empleadas. «No visibilizan lo bien que lo hacen ni sus inquietudes profesionales. La complicidad con los superiores que se dan en las relaciones informales, muchas veces fuera del trabajo, sigue siendo cosa de hombres».