Los Ángeles, 1932. Eran los primeros Juegos Olímpicos en los que se introducía una carrera de vallas en categoría femenina. La distancia era de 80 metros. El oro lo ganó la estadounidense Mildred Ella Didrikson Zaharias, apodada „machismo paternalista mediante„ Babe Zaharias. Aquella chica blanca con turbante y ojos vivos quería competir en cinco disciplinas. Sólo alguien capaz de jugar con chicos a béisbol, baloncesto o golf „donde cosecharía fama„ podía atesorar tamaña ambición. A Zaharias sólo la permitieron inscribirse en tres disciplinas.

Ganó dos oros en salto de obstáculos y en lanzamiento de jabalina, y se colgó la plata en salto de altura pese a haber logrado la misma marca que la vencedora. Aquellos metales son una buena metáfora del feminismo actual, que tiene que seguir sorteando obstáculos, abatir con fuerza elementos de resistencia a la igualdad y saltar el listón para llegar cada vez más alto pese a las decisiones injustas de los jueces del sistema. El martes es el Dia Internacional de la Dona. Ante ese 8 de marzo aquí se asoman 8 mujeres. Ellas han saltado obstáculos. Sin buscar ningún oro. Sólo el legítimo derecho de participar.