El alcalde de Valencia, Joan Ribó, propuso ayer que la plaza de toros del cap i casal „dependiente de la diputación„ sustituya las corridas taurinas tradicionales por «corridas a la portuguesa», que terminan sin matar al toro en el ruedo.

Un día después de la manifestación que sacó a las calles de Valencia a miles de personas en defensa de los festejos taurinos „10.000 según la Delegación del Gobierno y más de 30.000 según los organizadores„, Ribó aseguró en el Fórum Europa Tribuna Mediterránea que esta modalidad „que impera en Portugal ante la prohibición de matar al toro en el ruedo„ es «una posibilidad interesante, donde el aspecto artístico de los toreros se pueda conjugar con el respeto al animal», dijo, y sostuvo que en esta variante lusa «no se sacrifica a los toros».

La modalidad de toreo a la que se refiere Joan Ribó y que se practica en el país vecino es idéntica a la corrida española en sus dos primeros tercios: hay puyazos del picador a caballo y se clavan banderillas al astado. La diferencia llega en el último tercio: la lidia del animal no culmina con su muerte con la espada en el ruedo, sino que el torero clava una banderilla simbólica con el mismo gesto. Luego el toro es devuelto al corral y allí es apuntillado por un matarife. A veces incluso tiene que ser trasladado a un matadero y su agonía se alarga. Por tanto, no hay muerte pública, pero sí se quita la vida al animal tras el espectáculo.

En sus declaraciones, recogidas por Efe, Ribó manifestó que «cada vez hay más gente que entiende que maltratar a los animales es una práctica que se ha de ir erradicando de la sociedad». «Matar a un animal como se mata en una plaza de toros no es precisamente un ejercicio de cuidarlo, de la misma manera que lo digo con otros animales», agregó.

«Irrenunciable» para los taurinos

La propuesta de Ribó despertó una reacción contundente de rechazo por parte del máximo representante del sector taurino en la Comunitat Valenciana, del empresario del coso de la calle Xàtiva, de los animalistas del Pacma, del grupo político más fuerte del gobierno de la Diputación de Valencia que preside Jorge Rodríguezy del PP. Sí que obtuvo el apoyo de la única diputada provincial de Esquerra Unida, del diputado de València En Comú y del portavoz de Compromís en la diputación.

Un portavoz oficial de la Diputación de Valencia aseguró que el gobierno provincial no contempla secundar la propuesta de Ribó. «No somos quién para cambiar la fiesta. La fiesta es la que es y serán los taurinos quienes decidan cómo ha de ser. Somos respetuosos al máximo con las costumbres y las tradiciones. Y no nos gusta meternos en los espacios de los demás», añadió. Por su parte, el diputado provincial de Asuntos Taurinos, el socialista Toni Gaspar „alcalde de Faura y aficionado a los toros„ aseguró a este periódico que no iba a realizar declaraciones acerca de la propuesta. Que no la quería valorar.

El presidente de la Unión Taurina de la Comunitat Valenciana, Vicente Nogueroles, calificó de «salida de tono» el planteamiento del alcalde de Valencia y recalcó que «el toro tiene que morir en la plaza dignamente, eso es irrenunciable y sobre ello no se puede negociar». Nogueroles cree que la idea es fruto del «rejonazo» que sufrió Ribó ante la «histórica manifestación» protaurina del domingo. «Si es alcalde ha de gobernar para todos, y una amplia mayoría de valencianos ha hablado en la calle. Además: mientras se cumpla la ley, no hay nada de qué hablar».

Por su parte, el gerente de la plaza de toros de Valencia, Nacho Lloret „con concesión hasta 2018 prorrogable a 2020„, añade que la muerte del toro es «parte indisoluble de la corrida y el eje básico que da sentido a todo». Y destaca que, desde una óptica animalista, «en la corrida portuguesa el animal sufre más porque tarda más tiempo en morir». Lloret puntualiza que «no es competencia de la diputación, sino de un reglamento estatal», y que aquí parece que molesta más que se vea la muerte del animal que la muerte en sí misma; y se habla con demasiado desconocimiento», subraya el gerente del coso.

Reacciones de los grupos

El Grupo Popular en la diputación señaló que «no es competencia del ayuntamiento ni de la diputación», considera que «no es momento de entrar en ese debate» y subrayó que «el PP defiende la tauromaquia tal como la reivindicó la manifestación del domingo».

Xavier Rius, portavoz de Compromís en la corporación provincial, afirmó que las corridas a la portuguesa «pueden ser una medida para avanzar en la reducción de la crueldad de los espectáculos y hay que estudiarlo».

José Enrique Aguar, diputado de Ciudadanos en la diputación, abogó por «respetar la libertad y no prohibir». Al tiempo que desecha la propuesta de Joan Ribó, pide que los festejos no sean financiados por las instituciones públicas.

Rosa Pérez, diputada de EU en la diputación, cree que la idea de Ribó es una «medida paliativa», «menos mala de lo que actualmente hay», y que cabría «ir más allá y prohibir las corridas». Roberto Jaramillo, de València En Comú, lo considera «un paso intermedio hacia el estadio ideal, que es acabar con las corridas».