Sigue siendo una de las grandes olvidadas dentro de la asistencia sanitaria. La atención a las personas con algún problema o trastorno mental suele quedarse en la fase aguda y seguir fallando en lo que más debería interesar: la reinserción y el acceso a derechos básicos como un trabajo o una vivienda, por no hablar del estigma o la discriminación que se sufre.

Conscientes de que la situación puede mejorar, los actuales responsables de la Conselleria de Sanitat quieren rescatar del «olvido» este área y acercarla lo máximo posible a los estándares de calidad establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que hacen hincapié en acabar con las violaciones de derechos humanos y fomentar elementos como la autonomía personal.

Gracias a una herramienta desarrollada por la OMS, un comité formado por profesionales de la salud mental -pero también por pacientes y familiares- evaluará los recursos y las políticas que actualmente se aplican en Sanidad, Empleo o Bienestar Social para detectar las debilidades y potencialidades y diseñar propuestas que formen parte del nuevo plan de salud de la Conselleria de Sanitat Universal.

«Poco inaugurable»

El director general de Atención Sanitaria, Rafael Sotoca, reconocía ayer que la atención en salud mental ha sido «una de las cenicientas» del sistema «tanto en el Sistema Nacional como aquí en la Comunitat ya que el sistema sanitario ha ido por otros derroteros y la salud mental es poco visible y poco inaugurable», criticó ayer. Para empezar a mejorar el sistema, antes se quiere realizar este diagnóstico de la situación con la herramienta de análisis de la OMS ya aplicada en otras zonas de España como en Asturias.

«El objetivo es conocer cuán lejos estamos de los estándares establecidos y avalados por la OMS y que nuestra legislación ya incorporaba como modelo en 1986 para diseñar unas propuestas de futuro», explica Sotoca.

Para conocer mejor la herramienta de diagnóstico, una psiquiatra y un enfermero se trasladarán a finales de abril a Ginebra para formarse. A partir de ahí se creará el comité para realizar las evaluaciones en uno o dos departamentos de salud y, con las conclusiones en la mano, se diseñarán las estrategias a seguir para incluirlas en el plan de salud, según detalló Sotoca.

Antes de empezar, sin embargo, los responsables sanitarios son conscientes de dónde van a saltar las señales de alarma durante el diagnóstico. «El acceso a un trabajo o a una vivienda? eso que para una persona cualquiera ya supone un reto, son derechos básicos que se les niegan» a personas con discapacidades mentales. Según Sotoca, «no solo se debe aspirar a un buen control sanitario sino a ofrecer una vida normalizada».

La administración se está mirando en el espejo de otros sistemas ya aplicados con éxito en centroeuropa. Sotoca entiende que por las diferencias culturales, los modelos sanitarios no son equiparables al completo pero sí hay países donde «han tenido experiencias exitosas en atención de la salud mental avaladas por la OMS y con resultados positivos en integración y en respeto a los derechos y libertades de las personas con unos estándares de excelencia mucho más cercanos a lo que entendemos que nos tocaría por desarrollo a nuestro país», añadió.

Para el director general la clave para la mejora ha de ser, primero, la coordinación para potenciar los recursos que ya existen. «Hay que mejorar la coordinación entre entidades, instituciones, ONG, proyectos privados?», asegura.

Para ello, y con la vista puesta a largo plazo, el director general reconoce que hará falta inversión «porque la mejor comunicación y coordinación no son gratis y sin duda hará falta inversión para eso pero también para ampliar los recursos como el manejo ambulatorio en el que somos deficitarios y los iremos haciendo según disponibilidad».