Empezó en 1991 como lingüista y traductora de valenciano en el TSJ. Sigue siendo la única. «Ya entonces —recuerda— en aquel convenio se habló de poner a otros traductores de valenciano en Castelló y Alicante. «Pero nunca se hizo. Y luego la lengua pasó a un lugar secundario o terciario para la Administración», explica Pilar Monerri.

La mayor parte de su trabajo como traductora consiste en traducir al castellano los atestados que realizan en catalán los Mossos d'Esquadra y que recalan en juzgados valencianos. También realiza traducciones al valenciano de documentos judiciales para ciudadanos que piden ser notificados en la lengua propia. «Pero casos contados», reconoce.

El uso del valenciano sigue siendo residual, confirma la persona que más conoce la cuestión. Según explica, todavía persiste entre los ciudadanos un temor a usar el valenciano. «Por si hablarle en valenciano al juez puede influir en el sentido de la sentencia, o por si presentar los escritos en valenciano puede comportar retrasos», cosa —la segunda— que ella desmiente. Las traducciones no suelen tardar más de dos semanas en estar listas. Pilar Monerri pide que en los juzgados haya más señalización de que se atiende en valenciano. De que existe este servicio. Para que se aumente la conciencia sobre los derechos y recursos que tiene el ciudadano. p. cerdà valencia