El departamento de Atención al Cliente de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) recogió durante el año pasado un total de 4.285 objetos perdidos por los usuarios de Metrovalencia, un 8 % más que en 2014, lo que supone la cifra más alta de la última década.

Estos datos implican que se olvidan 11 objetos de media al día y 357 por mes. Dichos objetos son guardados durante el mes natural en las estaciones donde se encuentran, y tres semanas más en las instalaciones de València Sud. Transcurrido este periodo de tiempo, y si sus dueños no los han reclamado, se entregan a la Policía Local de Valencia, según ha informado la Generalitat en un comunicado.

Los objetos que más aparecen en los metros y tranvías de Valencia y su área metropolitana son, por este orden, carteras, llaves, documentación -DNI, pasaportes o diferentes carnés-, teléfonos móviles, mochilas, gafas, libros, bolsos y paraguas, pero no se hallan de manera homogénea durante el año, sino que existen épocas propicias para perder determinados artículos.

En diciembre y enero, el personal de FGV encuentra más tarjetas de crédito por las compras de Navidad; en marzo, por las Fallas, cualquier tipo de objetos; en mayo, con la llegada del buen tiempo, las gafas de sol abarrotan los asientos vacíos, y, en octubre, cuando el mal tiempo hace su aparición, los paraguas tienen que ser retirados asiduamente.

Siguiendo con la división por épocas, los meses en que más artículos se extravían son marzo, octubre y noviembre, seguidos de mayo, diciembre y junio. Cuando menos objetos se pierden es en agosto, septiembre y julio, meses en que existen más periodos vacacionales entre los trabajadores y estudiantes, y el número de clientes de FGV se reduce respecto al resto del año.

El olvido de los miércoles

En cuanto al día de la semana, los miércoles son los más peligrosos para las pertenencias, seguidos de los jueves, martes, viernes y lunes. Los sábados y domingos, cuando el movimiento de viajeros es muy inferior, son las jornadas con menos pérdidas.

El metro posee una atracción para los objetos perdidos por encima del tranvía y, dentro de este medio de transporte, el subterráneo por encima de las partes en superficies, aunque éstas son más numerosas. El ranking de estaciones donde más se hallan objetos lo encabeza Benimàmet, seguida de Empalme, Xàtiva, Ángel Guimerá y Marítim-Serrería.

Tres de estas cinco instalaciones son de habitual trasbordo, bien de metro y tranvía, como en el primer, segundo y quinto caso; bien de metro, como en el tercero y cuarto. Del sexto al décimo puesto se sitúan Túria, Colón, Aeroport, Amistat-Casa de Salud y Torrent Avinguda, respectivamente.

La recuperación de un objeto por parte de su dueño durante el periodo que está registrado en FGV se cifra en un 58 %, y el 42 % restante es entregado a la Policía Local de Valencia. En cuanto al tiempo que se tarda en recuperar un artículo, tres o cuatro días es la media más habitual.

Procedimiento a seguir

Las estaciones, centros de atención del cliente y punt de clients donde se puedan depositar los objetos perdidos son 22 del total de la red de Metrovalencia. Cualquier objeto hallado en otra dependencia tiene que ser llevado a una de las asignadas -distribuidas por todo el mapa zonal-, bien por la persona que lo encuentre, o bien por un agente.

Transcurrido un mes, los objetos son recogidos y llevados a una dependencia de València Sud para proceder a intentar localizar al dueño, dar de baja los mismos según su estado, o bien entregarlos en la Oficina de Objetos Perdidos de Valencia otro mes después.

Se distinguen los objetos de valor para darles un trato especial en la cadena de custodia, acompañados de fotografías y utilización de caja fuerte. Los documentos oficiales, como DNI o pasaportes, son entregados a la oficina de Objetos Perdidos del Ayuntamiento de Valencia para intentar localizar a su propietario. Las tarjetas bancarias son destruidas a fin de que no puedan ser manipuladas, de manera que se evitan riesgos innecesarios.

Pérdidas curiosas

Además de la pérdida de objetos habituales, llama la atención una serie de artículos que cuesta creer que los usuarios se olviden, como sillas de ruedas o de niño, muletas, jaulas de pájaros, alfombras de dos metros, maletas, dosis de insulina, ordenadores portátiles, billetes de avión o de tren, décimos de lotería, placas de rayos X, bicicletas, pases de fútbol o baloncesto, partes de bajas y textos sagrados.