«De Nueva York a Singapur en una hora. Eso sí es un desafío para la aeronáutica espacial. Se puede conseguir con vuelos por fuera de la atmósfera. Una especie de Concorde, pero a lo bestia. Ir de un lado a otro del planeta saliendo al espacio exterior sería, además, muy ecológico. El futuro de la aviación está unido irremediablemente al reto de la exploración espacial. Y en eso, Europa va totalmente a remolque de los EE UU, donde ya se están haciendo prototipos».

Así de claro habló ayer el astronauta español Pedro Duque (Madrid, 1963) a los alumnos de Ingeniería Aeronáutica de la Universitat Politècnica de València (UPV). El primer astronauta de nacionalidad española lanzado al espacio, que es doctor honoris causa por la UPV, fue el padrino de honor de la celebración ayer por parte de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería del Diseño (Etsid) de los 10 años de la implantación de los estudios de Ingeniería Aeronáutica en el campus de Vera. La Etsid recibió a Duque rotulando con su nombre un laboratorio instalado dentro de un hangar y equipado con un simulador de navegación aérea, un Mirage F1, un helicóptero BO105 y aulas informáticas para la aeronavegación y el cálculo de estructuras.

Después de descubrir la placa, el astronauta de la Agencia Espacial Europea (ESA) que suma un total de 19 días en el espacio en sendas misiones (1998 y 2003), impartió en un salón de actos de la Etsid totalmente abarrotado una conferencia sobre los retos de la Ingeniería Aeronáutica.

Seguridad aérea vs error humano

En su opinión, además de los vuelos de aviones comerciales por fuera de la atmósfera, la ingeniería tiene por delante el reto de la seguridad aérea. «El tráfico de pasajeros crece exponencialmente año tras año y es imprescindible mantener el nivel actual de protección, que ha llegado a ser casi absoluto. Ahora mismo, los fallos en los vuelos son siempre humanos y la ingeniería tiene muy poco margen de mejora. Se debe seguir trabajando en los sistemas de tierra, los procedimientos en los aeropuertos y en la formación de las personas para conseguir en un futuro los mismos resultados, pero con muchos más vuelos en marcha».

Duque también sostiene que la aeronáutica debe buscar a corto plazo tecnologías más eficientes para lograr un menor impacto sobre el medio ambiente. «La aviación produce el 12 % de los gases de efecto invernadero del transporte, lo que supone el 2 % del total. Con motores de alta eficiencia, cambios en la geometría de las alas, nuevos materiales, una estricta selección de los componentes y hasta un mejor enrutamiento de los aviones, se pueden conseguir ahorros en este sentido», apuntó.