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Entrevista

Maarten van deer Weijden: "Si tienes leucemia dejas de pensar en los próximos diez años; piensas en el día a día"

«Más que fuerte, prefiero decir que simplemente fui afortunado», asegura

Maarten van deer Weijden: "Si tienes leucemia dejas de pensar en los próximos diez años; piensas en el día a día"

Es una celebridad en su país, pero en Valencia pasaría desapercibido de no ser por sus más de dos metros de altura. A Maarten van deer Weijden (Países Bajos, 1981) le diagnosticaron leucemia hace 15 años. Siete años después, ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín en la prueba de natación en aguas abiertas, la primera vez que esa modalidad era olímpica. Se define como persistente, realista y, sobre todo, un hombre «con suerte» que renuncia al papel de héroe.

Cuando dejó la élite deportiva se dedicó al mundo de las finanzas y escribió «Beter», una autobiografía. Ahora es padre de una niña, consultor en cuidado de la salud y da charlas. Como explicó ayer en el Congreso Europeo de Trasplante de Sangre y Médula Ósea que se celebra hasta mañana en Valencia, le gusta «conectar con la gente», para lo que también usa las redes sociales.

¿Cuándo le comunicaron que tenía leucemia?

Me lo dijeron hace 15 años, en un hospital de Amsterdam, Holanda. Tenía 19 años. Era ambicioso en mis estudios, en la natación...y de repente fui diagnosticado de leucemia.

Con 19 años, ¿cómo se afronta esta noticia?

Fue horrible, pero no tenía otra opción. Mi vida cambió; sobre todo el año siguiente y posiblemente mi futuro también. Decidí que la mejor manera de llevarlo era ir paso a paso. Dejé de pensar en lo que iba a hacer en un plazo de cinco o diez años para centrarme en las dos semanas siguientes o incluso en solo dos días. Pregunté a mis doctores sobre el tratamiento completo y me dijeron que me informarían cada semana, porque iba a ser muy largo.

Así que le iban explicando poco a poco, ¿no?

Sí, mi vida normal cambió: hospitales, pruebas, quimioterapia... Decidieron que lo mejor era dosificar la información.

¿Cómo fue el periodo de tratamiento y la recuperación?

Fueron cuatro sesiones de quimioterapia y la última acabó con el trasplante de células madre. Permanecí en la cama del hospital sobre medio año y el proceso entero duró nueve meses.

Tras todo el tratamiento, ¿cómo fue la vuelta a la natación?

Cuando me diagnosticaron hacía deporte con regularidad y competía en citas mundiales. La vuelta fue muy lenta, mi cuerpo estaba destrozado. Volver a estar en contacto con el agua y ser capaz de nadar otra vez fue un sentimiento muy bonito. El primer día solo hice una piscina, el segundo dos... pero disfruté. Después fui siendo capaz de nadar más y más.

¿Cuánto tiempo pasó desde el tratamiento hasta que pudo volver a nadar como antes?

Por lo menos dos años. Tuve una recuperación muy rápida, pero el principio fue muy complicado. Me costó dos años llegar al nivel de las competiciones, y otros dos estar al mismo que antes de la enfermedad. Intenté tener paciencia y aceptarlo para no frustrarme.

La paciencia es importante...

Sí, lo mejor es aceptar que la recuperación va a ser muy lenta. Ir a los Juegos Olímpicos me costó tres años más, aparte de los cuatro.

¿Cómo cree que el deporte le ayudó en todo esto?

Realmente no creo que el deporte me ayudara; quedarme en la cama del hospital y tener suerte, eso es lo que me ayudó.

¿Qué motivación tenía para aguantar la situación?

Lo que realmente me ayudó como paciente fue aceptar que tenía que estar ahí, pensar en ir paso a paso. Sufrí leucemia; tuve muy mala suerte por tener ese diagnóstico, pero fui muy afortunado por poder recuperarme y continuar mi vida.

¿Cómo se es fuerte en estos casos?

No me calificaría como «fuerte». Me recuerdo a mí mismo en la cama del hospital, y casi diría que fui más bien perezoso. No hacía nada mientras otros pacientes se ejercitaban en las máquinas. Más que fuerte, prefiero decir que simplemente fui afortunado.

Ahora ya no nada profesionalmente, asesora sobre salud y da charlas.

Intento ser el «abogado» de los pacientes y conectar a todos los implicados en el cuidado de la salud porque los médicos tienen tendencia a hablar con los médicos, los científicos con los científicos... pero es muy importante que hablen todos entre ellos y con el paciente.

¿Hay algo que aprendió de lo que le ocurrió y que crea que todo el mundo debería saber?

En la vida tienes un tiempo limitado y hay que pensar bien en qué lo gastas, en ti y en lo que quieres llegar a ser.

El sábado estuvo en la jornada dedicada a pacientes trasplantados, familiares y donantes de La Fe, ¿cómo fue?

La experiencia del sábado fue muy buena; se necesitan sesiones así. Les dije que si no se sienten para luchar o ser positivos es normal, no tienen que ser siempre positivos como pacientes; a las familias, que afronten esta situación traumática con mucho amor; y a los donantes gracias, por este regalo tan especial.

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