El toro no embiste igual en una plaza que en la calle. Los «rodaors» saben bien que las cornadas sufridas en un festejo de «bous al carrer» se reciben, casi siempre por la espalda y que tanto o más dañino puede ser un pisotón que la caída contra el suelo tras ser elevado por el morlaco en un despiste. La Generalitat quieren que los profesionales médicos que habitualmente atienden estas citas estén preparados para lo que se van a encontrar. Para ello y en aplicación del decreto de «bous al carrer», los colegios médicos han empezado a impartir los cursos de capacitación y formación que la normativa prevé y que empezarán a ser obligatorios para los médicos a partir de este año.

En el colegio profesional de Valencia, el cursillo específico (de 36 horas y con 12 profesionales médicos como formadores) comenzó a impartirse ayer y, en Castelló, está previsto que se desarrolle durante la próxima semana.

La primera edición de este curso en Valencia se ha limitado a 24 galenos ya que, además de la parte teórica hay también prácticas. «Hemos tenido una demanda que no esperábamos», confirmó ayer Rafael Romero, coordinador de los cursos en el Colegio de Médicos de Valencia que explicó que las cornadas en un recinto taurino son diferentes a las que el torero recibe en la plaza. Estas «están muy estudiadas», según Romero, pero no así tanto las de calle.