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Simbolismo

Los Borja vuelven a su casa

Las Corts inician con el 25 d'Abril una campaña para asociar la sede del parlamento valenciano con la insigne familia que edificó el palacio desde 1484

Los Borja vuelven a su casa

Los papas Borja vuelven a casa. No sus despojos, que reposan en el olvido de la iglesia romana de Santa María de Montserrat sin ningún honor vaticano. No sus archivos, dos millones y medio de documentos custodiados en el Archivo Secreto Vaticano y cuya única copia digital marchó de Valencia a Cataluña hace dos años ante el desinterés por investigarlos y por decisión del Institut Internacional d'Estudis Borgians (el Vaticano vende una copia por 66.150 euros). Ni en huesos ni en papel. Los Borja regresan de una forma etérea „en nombre„ a la que fue su casa en Valencia: las Corts.

El presidente del parlamento autonómico, Enric Morera, con el apoyo de la Mesa, ha querido aprovechar la próxima celebración del 25 d'Abril para llevar a cabo una acción simbólica pero de calado: asociar de manera directa la casa de todos los valencianos con la casa de su familia más universal, los Borja.

Desde el viernes hasta el lunes, las Corts inaugurarán la exposición Del Renaixement a la modernitat, imatges borgianes; acogerán las presentación de dos libros sobre los Borja con presencia de un técnico del Archivo Secreto Vaticano; y recalcarán un hecho prácticamente desconocido más allá de los círculos específicos: que el nombre oficial del actual edificio de las Corts es Palau dels Borja.

Así figura en el artículo 21.2 del Estatut d'Autonomia, aunque existe la confusión de denominarlo Palau de Benicarló (por el propietario del inmueble que en 1905 fue investido con el título de marqués de Benicarló, concedido por Alfonso XIII, en señal de gratitud por haber construido el puerto de Benicarló).

El poso de la Historia

En realidad, el actual edificio de las Corts fue levantado por la familia Borja en el sitio que anteriormente ocupaba la Escola d'Art i Gramàtica de Valencia desde 1408. Pere Lluís de Borja, hijo primogénito del futuro papa Alejandro VI, recibió el inmueble al asumir el ducado de Gandia en 1484. La propiedad, situada frente a la iglesia de Sant Llorenç, venía incorporada al lote de las posesiones del ducado que vendió Fernando el Católico a la familia Borja, que adquirió casas anexas para construir una gran residencia a la altura de un linaje que ya tenía un papa (Calixto III) e iba camino de que el cardenal Rodrigo de Borja se convirtiera en Alejandro VI ocho años después.

Tras la muerte en Italia de Pere Lluís de Borja, seguida de la muerte de su hermano y heredero Joan Borja, el proyecto para edificar el palacio lo impulsó el tercer duque Borja de Gandia: Joan Borja y Enríquez. Fue en 1520 cuando concluyeron las obras. El palacio se inauguró con un enorme banquete. Marca de la casa borgiana.

Casi quinientos años después „y tras una convulsa historia en la que el palacio ha servido para representar óperas y teatro, como fábrica de seda, como sede del Gobierno central de la Segunda República en 1937 u hostal de Franco en sus visitas a Valencia tras la guerra, que fue vendido al Estado en 1973 y funcionó como sede de la presidencia del Consell Preautonòmic del País Valencià para ser, finalmente, sede actual de las Corts„ los Borja vuelven al palacio gótico que edificaron.

Los actos del 25 d'Abril, o que en el despacho del presidente Morera figuren todos los volúmenes del Diplomatari Borja, son sólo el principio de una misión: la «Operació Borja» que las Corts acaban de poner en marcha urbi et orbi.

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