«Señora viuda, me gustaría conocer a un caballero, de 70 a 77 años, que no fume ni beba, esbelto, alto (de 1,70 - 1,75). Que sea magistrado, abogado o juez». Así reza el anuncio que publica hoy Levante-EMV, la «última esperanza» de Pilar Llopis, de 78 años, una mujer que enviudó hace seis años y que no está dispuesta a quedarse en casa mientras la vida pasa. Sus hijos, Enrique y Jorge Manuel, llevan tiempo animándola. Tiene que salir, tiene que disfrutar la vida. Y no quiere hacerlo sola.

Sin embargo, no le sirve cualquiera ni piensa quedarse con el primero que pase. «Lo que yo busco sé que no lo voy a encontrar fácilmente. En definitiva, quiero a un hombre de buena planta, con un buen físico (porque mi marido lo tenía) y que sea culto. Prefiero que sea alto porque a mí me gusta llevar tacones cuando la ocasión lo merece. Me gustan las profesiones relacionadas con la justicia porque mi familia tenía relación con magistrados, jueces y abogados... y mantengo un buen recuerdo de la infancia. Pero también me servirían médicos o profesiones similares. ¡Y que esté sano!, que yo tengo una salud de hierro», asegura.

Y es que Pilar sabe lo que quiere, y lo que no quiere: «No quiero un abuelo. Quiero viajar y disfrutar la vida y no tener que cuidar de nadie. Ah! y que no fume ni beba».

Hace un año y medio se puso en contacto con una agencia de citas. Le han presentado a más de 50 pretendientes. Y nada. «Yo los cito en el Ateneo. Soy socia y me encantan las instalaciones. Allí converso con ellos y enseguida sé si es lo que busco o no. De momento... no he encontrado un hombre que me interese pero la verdad es que me divierto mucho», afirma.

El último cartucho

Pilar no es una mujer de las que se rinde con facilidad. Por eso, su última esperanza pasa por este periódico, y por publicar un anuncio con sus pretensiones de pareja. «Levante-EMV lo lee mucha gente y tal vez tenga más éxito por este canal. De todas maneras, si encuentro lo que busco, genial; pero si no tampoco pasa nada porque realmente no necesito un hombre que me mantenga, vivo feliz y he tenido una vida plena de la que no me puedo quejar», explica.

Y es que sabe, a la perfección, que lo que busca es difícil de encontrar. «Sinceramente creo que lo que yo quiero es un imposible porque los milagros no existen. Es más si, por un casual, hubiera hombres solteros o viudos que reúnan las características... ¡seguro que le gustan las mujeres más jóvenes! Yo no me desanimo porque, sinceramente, buscar pareja supone para mí un entretenimiento. Y mira, si suena la gaita fantástico, y si no... no pasa nada», concluye.