Una larga cola de alcaldes y alcaldesas esperaba su turno pasado el mediodía de ayer a las puertas del Palau de la Generalitat para estampar su firma en el manifiesto que reclama la reforma inmediata del sistema de financiación.

Lo hicieron finalmente 245, que representan al 80% de la población valenciana, de los 542 totales, sobre un documento que también reclama al Gobierno de España el reconocimiento de los 12.433 millones que la Comunitat Valenciana dejó de percibir entre 2002 y 2013 con respecto a la media española y la adecuación de las inversión estado al peso poblacional.

Se trata del mismo manifiesto que los grupos con presencia en las Corts „PP, PSPV, Compromís, Ciudadanos y Podemos„ rubricaron el pasado 6 de octubre y que patronal, sindicatos y universidades avalaron un día después.

Ayer lo hizo el poder municipal, con presencia de alcaldes de todos los partidos, la mayoría de PSPV y Compromís, pero con una treintena de populares y un par de Ciudadanos, todos ellos de municipios pequeños, y en ausencia de los portavoves en las Corts de estos partidos, Isabel Bonig, que no se excusó, y Alexis Marí, que sí había confirmado su presencia, según señalaron fuentes de Presidencia.

En clave política, el acto, convocado por invitación del presidente Puig a todos los alcaldes, buscaba una imagen de unidad institucional contra la infrafinanciación. Un encuentro solemne, para el que se habilitó el Saló de Corts del Palau, que mantuviera vivo el discurso reivindicativo en una cuestión fundamental para el Consell de Ximo Puig y Mónica Oltra.

Movilización como en 1979

«Sin financiación no hay autonomía», aseguró Puig al cerrar el acto. «Tenemos que salir de la invisibilidad porque no queremos una Generalitat descafeinada», y resumió la reivindicación en una frase: «No nos llega para lo imprescindible» y una cita de Ovidi: Ja no ens alimenten les molles, volem el pa sencer. Recordó la alianza con Andalucía, Murcia y Balears y los contactos con Cataluña y equiparó la situación actual a una nueva batalla de Almansa. Puig llamó a los alcaldes a la reivindicación como en 1979, cuando la movilización municipal resultó clave en la reclamación del autogobierno y el Estatut d'Autonomia.

La vicepresidenta, Mónica Oltra, aseguró que sufrimos una anomalía democrática, reclamó «lo que en justicia nos corresponde» e hizo un correlato entre financiación y felicidad de las personas. Apeló a la mata de jonc de la Crònica de Ramón Muntaner, imposible de arrancar cuando está unida.

El conseller de Hacienda, Vicent Soler, rememoró que los valencianos fueron solidarios con España en época de grave carestía, cuando los cítricos y el turismo reportaron divisas. Después el estereotipo de riqueza, viejas inercias históricas y falta de presión acabaron por empobrecer a este territorio. «Tenemos una inmensa fuerza moral para poner fin a la indiferencia con la que nos tratan en Madrid», remató el conseller.

Malestar de los alcaldes

Uno de los más aplaudidos fue el presidente de la FVMP, el alcalde de Elda, Rubén Alfaro, cuando recordó que el Ministerio de Hacienda les impide invertir el superávit de los años de ajustes y recortes forzados.

A Alfaro se sumó el alcalde de Valencia, Joan Ribó. Dijo que en Madrid sólo esperan que los valencianos «sigamos ofreciendo nuevas glorias a España» y recordó una cifra que ya lanzó recientemente en un almuerzo en la capital de España: «Madrid, 3; Barcelona, 2; Valencia, 0», número de túneles pasantes y que según Ribó ejemplifica el ninguneo.