Uno de los argumentos que esgrime el Síndic de Greuges en su resolución es el riesgo de «reacciones psicológicas no deseadas» en los pequeños al producirse «situaciones de omisión de auxilio por parte de los adultos de su entorno más próximo», en las que deban esperar, manchados y con mal olor, a que acudan sus familiares a cambiarlos. Por esto, la institución considera que «se debería primar, fundamentalmente, la seguridad y bienestar del menor sobre cualquier otra consideración». También se cita que, ante esto, en algunos centros los propios padres han decidido contratar a cuidadores que lleven a cabo esta función, y que «cabría la posibilidad» de que lo hiciera la administración. a. t. VALENCIA