La nuclear de Cofrentes será la central atómica española que más residuos radiactivos de baja y media actividad generará hasta el final de su vida útil, con 3.316 metros cúbicos, por detrás de Almaraz (2.062), Ascó (1.948), Vandellós II (1.061), Garoña (939) y Trillo (907).

España estima que deberá gestionar unos 188.000 metros cúbicos de residuos radiactivos y combustible gastado generado hasta 2024, año en el que caduca la última de las licencias de explotación de una central atómica (la de Trillo, Guadalajara). A ello hay que sumar un capítulo aún mucho mayor: los desechos derivados del futuro desmantelamiento de las seis plantas, que en total rozarán los 128.000 metros cúbicos.

La estimación viene reflejada en el primer informe nacional remitido por España a la Unión Europea sobre la gestión responsable y segura del combustible nuclear gastado y residuos radiactivos proporcionado por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN).

La mayor parte de estos desechos, el 70 %, corresponden a los de baja y media actividad.

El combustible nuclear gastado (salvo el de la planta de Vandellós I, clausurada en 1989 por un grave accidente) se guarda actualmente en las piscinas de los reactores y en los almacenes temporales individualizados (ATI) de Trillo, José Cabrera (en desmantelamiento) y Ascó.

El gobierno prevé que a principios de 2018 se ponga en marcha del Almacén Temporal Centralizado de residuos de alta actividad (ATC) de Villar de Cañas (Cuenca) y que «a mediados de 2017» operará un Almacén de Espera de Contenedores (AEC), subraya el informe.