La Comisión de Investigación de la Operación Taula inició ayer su fase de comparecencias con una sonora ausencia, la del exvicealcalde Alfonso Grau, y la esperada declaración de Asunción Barberá, hermana de Rita Barberá y mano derecha de la exalcaldesa durante 24 años, que negó haber donado los famosos 1.000 euros de la campaña electoral ni conocer siquiera que esa operación de supuesto blanqueo de dinero estuviera en marcha. Según dijo, ella era funcionaria y la relación con el Grupo Popular, del que nueve de sus diez concejales están «investigados» en este caso, era puramente administrativa.

El primero de la lista de comparecencias era Grau, pero el día anterior ya dejó claro que no iba a participar de lo que considera «un circo» mediático y político. Ayer, así, plantó a la comisión. Según su presidente, Carlos Galiana, ni siquiera recogió la citación.

Sí lo hizo Asunción Barberá, que no podía negarse por su condición de funcionaria. Acompañada de un abogado y previa advertencia de éste de que la presencia de los medios de comunicación vulneraba su derecho a la intimidad, Barberá aseguró que su relación con el Grupo Popular era puramente «administrativa».

El momento más tenso se produjo cuando a preguntas de la socialista Sandra Gómez, tuvo que pronunciarse sobre si se había quejado a Fuster por meter a demasiada gente en esta operación. «Radicalmente falso. No he hecho ese comentario en mi vida, porque yo no conocía la financiación del Partido Popular», dijo.