Convertirse en madre es un gran paso para cualquier mujer. Una nueva vida está a su cargo y debe modificar todas sus tareas habituales para darle al niño todos los cuidados que necesita. Pero si la mujer se encuentra sin pareja y, además, está en situación de vulnerabilidad social, las dificultades se multiplican. Este es el marco en el que se situaban las más de 500 mujeres inmigrantes a las que ayudó la Asociación de Solidaridad con los Trabajadores Inmigrantes de Alicante (ASTI), con la que colabora la Obra Social la Caixa.

Muchas de las mujeres que llegan a España en busca de un futuro mejor se encuentran con una realidad muy diferente a la que esperaban. A veces, incluso se ven obligadas a abandonar a sus familias y llegan embarazadas. Es en este punto donde aparece la acción de ASTI, tanto antes del parto como cuando el niño ya ha nacido. La asociación ofrece sus servicios a aquellas mujeres con hijos que se encuentran en situación o riesgo de exclusión social, bien por falta de apoyo, por estar en paro, por la precariedad de su empleo o por sufrir una situación de explotación sexual, según explica Carolina Castejón, directora de la delegación alicantina de la ONG. Muchas de estas mujeres son trabajadores, pero suelen tener unas condiciones muy difíciles, en una economía sumergida y sin derecho a baja por maternidad.

En primer lugar, en ASTI llevan a cabo una intervención social de carácter básico en la que una trabajadora social estudia la situación de cada mujer de forma específica. Con esta labor, la especialista puede observar si necesita la ayuda de los servicios sociales, una guardería u otros aspectos como estudios o apoyo económico.

Por otro lado, la ONG tiene un convenio con el Hospital General de Alicante para visitar a las madres extranjeras que acudan allí como pacientes en el área de maternidad. Así, pueden detectar si existen problemas de exclusión social y además ofrecen otros servicios, como asistencia jurídica.

Una vez las mujeres se encuentran dentro del programa, organizan grupos de madres y bebés «en los que las protagonistas son ellas», según cuenta Castejón, que define estas reuniones como «un espacio de escucha y convivencia». En ellas, donde no solo hay mujeres inmigrantes sino también españolas, trabajan aspectos como la integración o la interculturalidad. «Aquí las mujeres pueden encontrar un sostén, un lugar donde ellas se empoderan y pueden sentirse fuertes», resume.

Vivienda de respiro

Además de todo ello, en ASTI cuentan con una vivienda de respiro por la que en 2015 pasaron hasta seis personas. Allí se les da hogar a aquellas personas que la ONG estima que tienen una «mayor vulnerabilidad». A su vez, con este recurso, tratan de cubrir todas las necesidades que tienen, desde tema alimentario hasta asesoría legal que, de no ser por ASTI, difícilmente podrían conseguir.