Osman y su padre continuarán durante unos días en el Hospital Universitario de la Fe hasta que el pequeño reciba el alta. Mientras, el resto de la familia, su madre Palwasha y sus hermanos de 8 y 9 años disfrutan ya de la atención especializada que se les está ofreciendo en el Centro de Acogida a Refugiados (CAR) de Mislata como demandantes de asilo y de protección internacional, solicitudes que ya se han cursado.

El objetivo de los especialistas del centro es facilitar la integración de la familia en todos los aspectos y ayudarles hasta que puedan ser autónomos en un plazo máximo de 24 meses. Este límite no significa, sin embargo, que Osman y su familia vayan a residir dos años completos en las instalaciones de Mislata. «Todo dependerá del proceso de adaptación», apuntó ayer el director del CAR, Felipe Perales que los recibió en la madrugada del miércoles recién llegados del aeropuerto de Barajas. «El programa del Estado tiene esa duración pero prevé fases. La primera es la de capacitación al idioma y de formación ocupacional básica, como informática y esta pueda durar lo necesario», aseguró.

Por su experiencia, y por las características de la familia, Perales adelantó que este primer proceso de adaptación aún se podría alargar un año. «Hay que tener en cuenta que se comunican en farsi -aunque Ata también se defiende en árabe-. Es una grafía distinta y los niños van a ser escolarizados cuando antes pero en junio acaba el curso. Es bastante posible que se decida no interrumpir su proceso el curso que viene a no ser que haya algún cambio por encontrar trabajo», añadió.

Tapicero de coches

En Afganistán, Ata Mohammad se dedicaba a la tapicería de sillones de coche. Aquí tendrá que empezar de cero con un idioma que no conoce y adaptarse. Los niños ya han empezado a decir sus primeras palabras en castellano. «Ya saben contar hasta diez», aseguró ayer la consellera de Sanidad. Además, por su contacto con los voluntarios de Bomberos en Acción, los niños sorprendieron ayer con expresiones como «¿qué pasa tronco?» o «¿qué pasa pisha?».

La adaptación de los pequeños es, precisamente, lo que menos inquieta a los profesionales del CAR de Mislata que dejarán en manos de un colegio local la integración de los pequeños. «Están especializados en ello. Lo que tenemos que hacer es dejarles trabajar», añadió el director del centro. Según se apuntó ayer, los niños irán al colegio «cuanto antes».

En el aire queda pues el qué pasará una vez la familia supere esta fase. El director general de Cooperación, Federico Buyolo, confirmó ayer que sigue en pie el ofrecimiento del Ayuntamiento de Elx para cederles una vivienda municipal. Buyolo aseguró que se hará el traslado cuando se den las condiciones «necesarias» y haya «garantías de que vayan a tener una vida normal y tranquila».