La película de espionaje de «serie B» de la caza del topo del Palau, por las filtraciones de datos internos de Presidencia de la Generalitat en 2013 y 2014, estrenó ayer el capítulo judicial. El caso ha acabado por sentar en el banquillo de los acusados al exjefe de seguridad del Palau de la Generalitat, Rafael Piqueras, por coaccionar a Juan Manuel Botella, jefe de prensa del vicepresidente del Consell, José Císcar, durante su cruzada para dar caza al topo (que nunca se logró identificar). Piqueras se enfrenta a seis meses de suspensión de empleo o cargo público de policía, una multa de 4.500 euros más 2.000 euros de indemnización por los daños morales que causó al periodista al coaccionarlo.

El juicio celebrado en la sección quinta de la Audiencia de Valencia permitió escuchar por primera vez la versión del inspector de policía, actualmente de baja. «El presidente de la Generalitat [Alberto fabra] me encargó que hiciera las gestiones para identificar el origen de las filtraciones», aseguró. Aunque Alberto Fabra aseguró, cuando Levante-EMV destapó el caso, que se había «enterado por la prensa».El inspector se tomó el encargo en serio porque por razón de su cargo «tengo que velar por la seguridad [del Palau] y evitar cualquier tipo de atentado o intrusión, por si se difundía algún tipo de plano». Las filtraciones del topo del Palau revelaron compras y llamadas de Presidencia, la nómina del jefe del Consell y la polémica contratación de un «coach» de la que desistió. Una información que, a juicio del exjefe de seguridad, «debía conseguirse por cauces oficiales no de forma subrepticia». Tras archivar la Fiscalía una investigación sobre este asunto, por «falta de autor conocido», el jefe de seguridad decidió interrogar a Juan Manuel Botella, jefe de prensa del vicepresidente del Consell, «para ver si a través de sus colaboradores y amigos periodistas -"como los confidentes para la policía"- se conseguía averiguar quién era el topo. Ni le amenacé, ni le acusé de nada».

El responsable de seguridad del Palau también reveló un detalle sorprendente. «Meses antes de que estallara el escándalo [sobre su interrogatorio] alguien anunció a Fabra su inminente publicación en la prensa, pero que se podía frenar a cambio de que apoyara a Císcar como presidente de la Diputación de Alicante». Rafael Piqueras lamentó haber sido el único protagonista de esta historia apartado de su trabajo. «Yo tenía un prestigio, pero me apartaron de todo». Al tiempo que se mostraba convencido de que se usó este caso para atacar a Fabra a través de él. «Totalmente». Y concluyó: «Mi error ha sido acercarme a esta casta de políticos».

Tras el acusado comparecieron como testigos Juan Manuel Botella y José Císcar, entre otros. El primero relató la conversación amenazante que mantuvo con el inspector de policía. «Pensé que estaba arruinando mi carrera». Y Císcar confirmó que reveló este episodio a Alberto Fabra.