Ximo Puig acudió ayer como presidente de la Generalitat a la tradicional Suelta de Aguas del Sindicato de Riegos de Sueca, que suministra el caudal necesario para el cultivo del arroz y el mantenimiento de la Albufera y escuchó al presidente de esta comunidad, Pepe Pascual, expresar su disconformidad con el vigente plan hidrológico del Júcar, del que dijo que la intervención política y el «querer contentar a todos» había desembocado en un documento que aumenta el déficit hídrico reconocido, no garantiza los caudales para la Albufera y «no satisface a nadie», como acreditan los numerosos recursos judiciales.

Tanto Puig como Elena Cebrián, consellera de Agricultura, coincidieron con algunos planteamientos de Pascual, en especial en relación a la Albufera, aunque rechazaron recurrir a los tribunales para no «judicializar» ni mantener abiertas las «guerras del agua».