La trobada de la Marina Alta aprobó ayer su única asignatura pendiente. En realidad, esta fiesta de la educación pública en valenciano es todos los años de sobresaliente. Pero suspendía en el apoyo institucional. Y la culpa era de políticos que sentían por las trobades un fuerte desapego. Ahora eso ha cambiado. Ayer, en Ondara, todo fue de diez. Más de 15.000 personas participaron en una cita educativa que tiene un tirón imparable. El alcalde, Zeus Serrano, de Compromís (gobierna en coalición con el PSPV), subrayó que cuando se cumplen 18 años se suelen apagar las velas. «Pero nosotros soplamos hoy para apagar esos 18 años que hemos estado en este pueblo sin trobada», añadía.

Además, por primera vez en la historia de las trobades de la Marina Alta, y ya van 31 ediciones, un presidente del Consell era de la partida. Ximo Puig hizo toda la cercavila portando, junto a cargos de la conselleria de Educación, de la Cappev y del ayuntamiento, la pancarta con el lema de «Un país d'escoles». Tras esa primera pancarta, iban otros alcaldes de la Marina Alta, como el de Xàbia, José Chulvi, o el de El Verger, Ximo Coll, así como concejales de numerosos pueblos.

El munícipe de Ondara se felicitó de que su pueblo volviera ayer a «ser epicentro de la educación en valenciano» y «núcleo de la defensa de nuestra cultura».

La presidenta de la Cappev de la Marina Alta, Francesca Gil, subrayó que esa nutrida presencia institucional «es un espaldarazo a nuestra reivindicación por una escuela pública de calidad y en valenciano». Mientras, el presidente de Escola Valenciana, Vicent Moreno, reclamó la aplicación del requisito lingüístico en la administración y ya avanzó que al gobierno del Estado que salga de las urnas le exigirá que derogue la Lomce (Ley para la mejora de la calidad educativa). «Es una ley apolillada que recuerda a periodos predemocráticos», denunció.

El presidente del Consell proclamó que el valenciano ha entrado en la escuela «para quedarse para siempre y ser la lengua vehicular de nuestra enseñanza». Puig lanzó una pulla al PP y al delegado del Gobierno, Juan Carlos Moragues, por anunciar que hoy secundarán la manifestación convocada por la concertada. «No entiendo que se manifiesten cuando no hemos reducido ni un aula de la concertada y ellos sí cerraron 116 de la escuela pública», criticó.

El gancho de los talleres

Los gestos políticos ayudan, pero, mientras se lanzaban los discursos, los niños, sus padres y los maestros ya estaban disfrutando a tope de la trobada. La cercavila arrastra, pero lo que tiene más gancho de esta fiesta son los talleres. Las familias van de uno en otro y se sorprenden de la imaginación que derrochan los colegios. La nueva escuela está comprometida con el medio ambiente y la sostenibilidad. Muchos de los centros de la Marina Alta ofrecieron ayer talleres que conciencian en estas materias.