El 14 de febrero de 1937 Valencia ­-que después fue nombrada capital de la República­- era atacada a cañonazos desde un barco italiano parado ante la costa. Era la primera vez que la población civil se convertía en objetivo de ataques. Los bombardeos se multiplicaron y prosiguieron desde el aire, en este y otros municipios, hasta 1939.

Ayer por la mañana un centenar de personas se reunieron en la parte antigua del Cementerio Municipal de Valencia, donde se colocaron un par de socarrats que recuerdan a los fallecidos por los ataques de los regímenes de Hitler y Mussolini durante la Guerra Civil. Igual que las víctimas, las más de 20 entidades que apoyaban la acción eran variadas, de diferentes religiones y movimientos sociales contra la intolerancia y la xenofobia, así como partidos políticos y sindicatos.

«Esto es una respuesta de la sociedad civil valenciana a los hijos y nietos de los pilotos que sembraron la muerte en esta ciudad», apuntaba Matías Alonso, coordinador del Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica, en referencia a la cumbre neofascista que tuvo lugar en Valencia ayer.

El centenar de asistentes al acto quiso mostrar que Valencia «sigue teniendo memoria» y preserva «los valores y el civismo» republicanos. «Nunca nadie les ha pedido perdón», aseguraba Matías Alonso y se quejaba de que el estado italiano «no ha tenido el gesto», como sí ha ocurrido con Alemania y el Holocausto, por ejemplo. Es por ello por lo que van a pedir que Italia reconozca los ataques y el sufrimiento causado en los bombardeos, petición a la que se unía ayer Filippo Carcasona, de la asociación Espai Italia, en nombre de los residentes italianos en Valencia. «Están homenajeando a las personas que ordenaron y ejecutaron los bombardeos», aseguró sobre el encuentro en Valencia, y añadió que el olvido es «el peor enemigo».

Ángel Galán, de Movimiento contra la Intolerancia, aseguró que «el antifascismo y el rechazo a los nazis está presente en Valencia» y defendió «la interculturalidad, la diferencia y la diversidad».

En el cementerio hay seis zonas en las que yacen restos de asesinados por el Franquismo. Unos pocos reposan en nichos -junto a los que se han puesto las inscripciones-, pero la mayoría lo hacen en zonas de césped o bajo panteones que se construyeron posteriormente.

Por la tarde, con el lema «València lliure de feixisme», alrededor de 500 personas se manifestaron en el centro de Valencia. Con la marcha querían demostrar su «rechazo» a que la ciudad sea lugar de encuentro de fascistas europeos. Además, recordaron que Valencia sufrió los bombardeos del fascismo italiano» en los que fallecieron más de 500 personas en la capital y 1.500 en la Comunitat Valenciana, unos hechos que «duelen», según los convocantes. «Queremos una Valencia libre de fascismo», aseguraban.

«Consideramos ilegal e inmoral que los fascistas se puedan reunir tranquilamente sin que ninguna autoridad les recuerde que no está permitido, que no se debe» y creen que ha sido en Valencia porque «aquí hay total impunidad», al contrario que en Italia y Alemania.

La cita fue convocada por una treintena de colectivos políticos, sindicales, antifascistas y agrupaciones por la Memoria Histórica «de muy amplio espectro».

Durante la manifestación, se recordó a Guillem Agulló y se pidió que dé nombre a una calle. Algunos manifestantes se preguntaban dónde está la Ley Mordaza en la lucha contra el fascismo.