Las familias valencianas en situación de pobreza hace tres años lo siguen estando y tener un trabajo no garantiza salir de la situación de precariedad. Estas son las principales conclusiones extraídas de la Memoria Institucional 2015 que Cáritas Diocesana de Valencia presentó ayer. Sus responsables, el director Ignacio Grande, y la secretaria general de la institución, Fani Raga, alertaron además del peligro de que esta situación se «herede» de padres a hijos ya que, según los datos del informe, un 33 % de los beneficiarios de los programas de ayudas de Cáritas son menores. Por ello pidieron un pacto por la infancia y la educación ante la «alta tasa de pobreza infantil que hay en la Comunitat Valenciana».

Las tendencias ya detectadas en años anteriores no hacen sino confirmarse en este 2015: la cronificación de las situaciones de necesidad aumenta y los menores se revelan como uno de los grupos más vulnerables. En cifras, el total de personas beneficiarias el año pasado fue de 71.869, un 17 % menos, lo que no significa la mejoría de la situación sino una salida continuada de inmigrantes y una menor rotación de las familias que necesitan ayuda: el 74 % de las familias atendidas lo están desde antes de 2015 y su situación «no mejora, por lo que siguen necesitando de nuestras ayudas y servicios».

De hecho, solo un 26 % de las personas eran nuevos peticionarios de ayuda. «Asistimos a una cronificación de las situaciones en las familias que no logran salir de la exclusión y, puesto que mayoritariamente se trata de familias con menores, se les mantiene la ayuda». Las delegaciones de Cáritas en las parroquias están, pues, al límite y sin capacidad de respuesta «para poder atender a más personas».

Otra de las cifras que avalan esta situación es la ayuda a través de los economatos, ya que la alimentación es una de las tres principales demandas. El 37 % de las familias atendidas en ellos reciben estas ayudas básicas «desde hace más de dos años» y hasta un 12 % desde «hace más de cuatro años», son un número fijo de familias que no pueden «dejar de recibir la ayuda de Cáritas» ya que las ayudas sociales y públicas son «cada vez menores y para su obtención se exigen mayores trabas burocráticas».

Se mantiene el perfil desde 2012

El perfil de beneficiarios se mantiene un año más desde que en 2012 se invirtieran los porcentajes sobre la procedencia. Si hasta ese año eran mayoría los extranjeros, ahora, lo son los españoles que ya son un 53 %. Solo en las áreas de valencia ciudad y en las parroquias de Llíria, Requena y Ademuz, los inmigrantes son más que los nacionales en la petición de recursos. El perfil más habitual (siete de cada diez casos) es el de familias jóvenes con hijos y familias monomarentales con hijos.

La acumulación de ciertos factores incrementa el riesgo de caer en la pobreza y la exclusión social como la formación, tener una relación de desventaja en el mercado laboral, residir en un hogar monoparental a pertenencia a una minoría étnica o tener padres con una nacionalidad diferente a la española.

Caritas contó con 5. 672 personas voluntarias, el 98 %, e invirtió más de 4,3 millones a los programas con los colectivos a los que atiende (inmigrantes, mujeres en contexto de prostitución, personas sin hogar, familias y menores), un 20% más. Asimismo, piden una reforma del sistema de servicios sociales, por lo que piden que se amplíe la carta de derechos sociales ya que la ley data de 2007 y «no se corresponde con la situación de crisis actual», de modo que incluya la Ley de dependencia y de renta garantizada.