Mientras en Buñol esperan la llegada de la Tomatina con ansia para recibir a miles de turistas „y los beneficios económicos que reportan estas visitas„, en Nigeria se han llevado las manos a la cabeza con las imágenes de esta fiesta. De hecho, en los últimos días, numerosas fotografías de esta tradición veraniega de Buñol han incendiado las redes sociales en este país africano, donde muchos no dan crédito a lo que consideran un «desperdicio de comida».

El motivo de estas quejas es la escasez de tomates que afecta a Nigeria, el segundo mayor productor de este alimento en África, provocada por una plaga de una polilla llamada Tuta absoluta, que incluso la han llegado a apodar como «el ébola del tomate» y que ha acabado con el 80 % de la producción nacional, según han informado en medios internacionales fuentes del propio gobierno nigeriano.

Esto ha provocado un incremento del precio de esta hortaliza que puede considerarse obsceno: una cesta de tomates ha pasado de valer 1 euro a 35 en tan solo tres meses, según publica BBC Africa, que da las cifras en dólares (de 1,20 a 40). Para contextualizar este dato hay que tener en cuenta que el salario mínimo interprofesional en Nigeria es de 18.000 nairas (88 euros), Y esta situación aún es más drástica cuando la cocina tradicional nigeriana tiene en el tomate uno de sus principales ingredientes.

La chispa de la indignación saltó hace unos días cuando algunos usuarios referentes de Twitter en Nigeria colgaron en sus cuentas fotos del evento de Buñol, y recordaban la situación de emergencia que están viviendo allí.

«Nigerianos viendo que en España celebran el festival de lanzar tomates, cuando cuatro piezas de tomate cuestan 200 nairas (casi 1 euro) en Nigeria», junto a una imagen de un joven que literalmente puede nadar entre jugo rojo, denunciaba un mensaje que llegó a alcanzar los 2.300 retuits. Y es que un mismo fenómeno a miles de kilómetros de distancia puede tener interpretaciones distintas. El contexto en que se ven las cosas cambia la percepción. Así, en un período de escasez casi extrema y de inflación galopante en Nigeria, un festival en el que se lanzan más de 100 toneladas de tomates supone un grave despilfarro de alimentos.

Sin embargo, en Buñol, donde se concibe la Tomatina como un espectáculo atractivo para los visitantes y se produce esa cantidad de tomates „en otras localidades„ especialmente para la cita, no lo es, pues de no ser por la fiesta no se habrían cultivado.

Si la Tomatina es una fiesta que puede presumir de su internacionalidad, con miles de visitantes americanos, británicos, japoneses o chinos, su alcance con esta nueva anécdota puede ser todavía mayor. Medios de comunicación de prestigio como The Washington Post, BBC o CNN se han hecho eco de cómo este evento se ha convertido en el centro de polémica en las redes sociales en Nigeria.