El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha vuelto a arremeter contra el laicismo y el feminismo y ha instado a desobedecer las leyes que promueven estas ideas. Como ya hizo en anteriores ocasiones, después de la procesión del Corpus Christi de Valencia, criticó «la ideología de género» calificándola como «la más insidiosa y destructora de la humanidad de toda la historia, que tratan de imponernos poderes mundiales más o menos solapadamente con legislaciones inicuas, que no hay que obedecer».

«No podemos someternos a una mentalidad en el laicismo, tampoco en la ideología de género», añadió para, citando a Juan Pablo II, afirmar que «ambas ideologías llevan gradualmente a la restricción de la libertad religiosa hasta promover un desprecio o ignorancia de lo religioso, relegando la fe a la esfera de lo privado y oponiéndose a su expresión pública», aseguró.

A este respecto, el purpurado se refirió expresamente a la Comunitat Valenciana y pidió, «a quien corresponda», que evite «una próxima legislación inspirada en esa ideología para no ir contra el hombre ni contra la humanidad». «Valencia no se merece eso, no puede ser punta de lanza en la aplicación de tal ideología insidiosa», matizó. Ante estas afirmaciones que llaman a la insumisión, el concejal de movilidad de Valencia, Giuseppe Grezzi, consideró que la Fiscalía «tiene materia para investigar delitos».

Cañizares animó a «encarnar el proyecto eucarístico en la vida cotidiana, -en la familia, en la escuela, en la fábrica...- ». Explicó que la Eucaristía «tiende a irradiarse en la sociedad y en la cultura [mediante el testimonio de Jesús], en un proyecto de vida y de sociedad». No obstante, advirtió que con esto «nadie vea en la Iglesia una amenaza a la sana laicidad» pero avisó: «nunca podremos dejar de ser consecuentes» en una sociedad que considera que está «secularizada, que respira el olvido de Dios».

Cañizares aseguró que la Eucaristía siempre ha sido signo «de la cultura de libertad y del diálogo» y que su impronta en la sociedad «es muy profunda para que se ceda a la tensión de silenciarla», por lo que llamó a los cristianos «a dar testimonio de la presencia de Dios en el mundo (...) con la frente muy alta», señaló.

«Se equivoca quien cree que la referencia pública a la fe menoscaba la auténtica autonomía del Estado de las instituciones civiles, o que puede fomentar incluso actitudes de intolerancia», apuntó en referencia a las reacciones a algunas de sus afirmaciones.

«No tuvo intención de ofender»

El obispo auxiliar, monseñor Esteban Escudero, y el Consejo de Gobierno de la archidiócesis mostraron ayer «su comunión con el Arzobispo en su defensa de la familia» y se unieron «a su dolor y preocupación por la propagación de ideologías que destruyen la persona humana».

En referencia a las polémicas declaraciones en las que el arzobispo hablaba de un «imperio gay», la archidiócesis aseguró que «en ningún momento tuvo la intención de ofender a ninguna persona» y que sus declaraciones están amparadas por la libertad de expresión que recoge la Constitución. Consideran que las acusaciones de «homofobia» son «subjetivas y gratuitas» si no las dicta un juez.