El PP registró ayer en las Corts una propuesta de Ley de Pacto Educativo que sirva para «sentar las bases» que ayuden a que «gobierne quien gobierne, la educación tenga un marco estable», como ha expuesto la presidenta del PP en la C. Valenciana, Isabel Bonig. Asimismo, ha señalado que esta iniciativa prioriza «el sentido común frente a la crispación».

Bonig ha explicado que su grupo ha decidido presentar esta propuesta ante «la dejación de funciones» del Consell. Ha criticado, asimismo, la «improvisación» del conseller de Educación, Vicent Marzà, y ha aseverado que «debería dimitir» porque «aunque tenga toda la voluntad del mundo le viene grande el puesto».

El pacto consta de 10 puntos. Entre ellos, «una educación pública mejor que la privada para garantizar la igualdad de oportunidades». Para ello, ha pedido «que no se escatimen recursos». El tercero es «la libertad de las familias para elegir la educación de sus hijos» y ha pedido que «se garanticen la educación pública y la concertada». También está el «salir de la escuela pública sabiendo inglés sí o sí» o el «fomentar la FP, sobre todo, la dual». El decálogo incluye la defensa de las «evaluaciones externas» de la Ley Orgánica para la Mejora de la Educación (Lomce) para tener «un verdadero análisis del sistema».

«Arañar un puñado de votos»

El portavoz del grupo socialista en las Corts, Manolo Mata, calificó de «torticera y miserable» la utilización «electoralista» que el PP está haciendo «de un tema clave como es la educación» y, por ello, ha incidido en que «evidentemente hace falta un pacto valenciano por la educación, pero el único que lo puede pilotar es el presidente Puig, no quien nos ha llevado a las mayores tasas de fracaso escolar, abandono escolar y quien ha arrinconado a la educación pública». Mata argumenta que «frente a anuncios electorales que sólo buscan la crispación y arañar de forma rastrera un puñado de votos, un tema como este debería posponerse hasta después de las elecciones para que se alcancen acuerdos y prime el diálogo».