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Entrevista

Joan Lerma: "Los acuerdos de unidad de la izquierda no le sientan bien al PSOE"

El histórico dirigente socialista asegura que, aunque le ve menos, su amistad con Ximo Puig continúa «igual», pese a la diferencia de opinión sobre la Entesa al Senado

Joan Lerma: "Los acuerdos de unidad de la izquierda no le sientan bien al PSOE"

Traje y corbata azul sobre camisa de finas rayas. Es casi el uniforme de su vida después de más de 35 años en cargos institucionales; desde que antes de los treinta pasó entre los leones del Congreso de los Diputados. El primer presidente de la Generalitat elegido democráticamente y exministro, senador desde 1995, ve «muy difícil» un acuerdo postelectoral con Podemos tras los desencuentros de los últimos meses.

¿Es el momento más complicado de la política española en los últimos 40 años?

Es un momento complejo, pero no tan delicado como el del inicio de la crisis, cuando empieza a crecer el desempleo. También ha habido momentos difíciles con los ataques a la democracia, como en 1981, pero es un momento sorprendente, porque no se ha podido formar gobierno.

Y se ha roto el bipartidismo.

Hay nuevos actores, producto fundamentalmente de un grave desempleo cuya solución no era solo cosa del Gobierno español.

Ha sido crítico con la Entesa valenciana al Senado. ¿Por qué?

No he sido crítico. Mi única manifestación fue porque me la pidieron y mi opinión es conocida en el PSOE. Y es que si nos atenemos a la historia reciente, los acuerdos poco explicitados de supuesta unidad de la izquierda no le sientan bien al PSOE y sí a la derecha, porque saca más votos.

¿El PSPV y Ximo Puig están apoyando suficientemente a Pedro Sánchez?

Totalmente, porque tenemos un secretario general que ha sido respaldado por el líder del PSPV en su elección, lo que no quiere decir que en las labores de gobierno siempre se coincida.

¿Cómo es su relación con Puig en este momento?

Buena, como siempre, positiva.

Muchos años de trato.

Y de coincidencias.

¿Siguen?

Sí. No tiene todo el tiempo del mundo para pasarlo con los amigos como antes, ahora le veo menos, pero mi relación y mi amistad siguen exactamente igual.

¿Se considera su padre político?

En absoluto. Él entró en el partido poco después que yo, no mucho, y tenía sus propios criterios, como ahora. Por eso ha sido un buen colaborador para mí, porque siempre ha tenido criterio propio.

El PSPV intenta ganar autonomía con respecto a Ferraz, equipararse al PSC y a la federación andaluza. ¿Apoya esa estrategia y por qué no se adoptó antes?

Ese camino ha sido siempre el del PSPV. Siempre hemos defendido una posición propia en los temas complicados, hasta el extremo no recordado de que el PSPV hizo que los diputados valencianos votaran en contra de una decisión de la ejecutiva federal, razón por la que fuimos sancionados. Era, si mal no recuerdo, un asunto del Tajo-Segura.

¿Se trata entonces de reivindicar públicamente esa postura fuerte?

A mí me parece que visualizar las discrepancias no es positivo. En España la gente no está acostumbrada. Piensa más en términos de unidad que de debate. Si hay mucho parece que hay discrepancia y si no lo hay, parece que hay sumisión.

¿El lermismo sobrevive?

Yo siempre he dicho que nunca existió. El lermismo era una forma de descalificación interna, significaba decir que yo era parte de una fracción y no el secretario general de todo el partido.

¿Qué ha hecho mal el PSPV para ser superado por la alianza Compromís-Podemos, como pasó el 20D. Parece que esa tendencia puede crecer ahora, cuando aspira incluso a ser primera fuerza en la Comunitat Valenciana tras la alianza con IU?

Si crece, lo vamos a ver. Lo que ha hecho el PSPV y todo el PSOE es que le ha tocado gobernar en lo peor de la crisis. Zapatero intentó evitar lo más posible el sufrimiento de la gente, manteniendo el empleo y el gasto social, pero creo que lo explicó muy mal. Los acontecimientos eran tan acelerados que no dio tiempo a una explicación. La consecuencia es que han salido partidos nuevos sin ninguna responsabilidad en la gestión, pero que no tienen tampoco ninguna solución. Creo que nosotros sí la tenemos: un crecimiento compatible con un mejor empleo.

¿Qué opina de Mónica Oltra?

La conozco poco. En lo personal no puedo manifestar ninguna opinión. En lo político está cumpliendo con su parte de los acuerdos. No somos lo mismo, pero nos hemos puesto de acuerdo en lo que podíamos hacer y lo está haciendo razonablemente bien.

Gobernó casi 13 años. ¿Asume alguna responsabilidad en la infrafinanciación de la Comunitat Valenciana?

Goberné hace más de 20 años. Atribuirme responsabilidades actuales no sería muy justo conmigo mismo. Hicimos un esfuerzo fundamental por modernizar esta comunidad. En las negociaciones iniciales se planteaba la posibilidad de asumir competencias debidamente financiadas o no asumirlas nunca. Yo siempre pensé que era mejor asumirlas y renegociar la financiación, porque tu fuerza podía aumentar con un paquete competencial importante en tus manos. Desde el primer momento la proporción no ha variado y se ha de modificar.

El problema del PSPV está en las grandes ciudades, sobre todo en Valencia, y no se ve arreglo. ¿Hay que remover equipos y estrategias?

No es cuestión de personas. La idea de la gente es que el PSOE se preocupa mucho por las políticas sociales, pero el PP gestiona mejor la economía. Yo creo que es lo contrario, porque el PSOE en las etapas de crecimiento consolida el empleo que se crea. No hemos dedicado el suficiente esfuerzo a explicar eso con un énfasis especial en las grandes ciudades.

Las encuestas predicen pocos movimientos de escaños con respecto al 20D. ¿Qué debería hacer el PSOE el 27 de junio en ese contexto?

Las encuestas son retratos de un momento determinado y ahora hay una indefinición importante del electorado. Puede haber cambios importantes. Creo que quien sea capaz de convencer de que ha hecho todo lo posible para llegar a acuerdos transversales tendrá un plus a su favor.

¿Y si Podemos gana al PSOE, Sánchez debería respaldar un gobierno de Pablo Iglesias?

Esas cosas en abstracto no se pueden sostener. Siempre hay que preguntar pactar para hacer qué. Ese es el elemento clave que le ha faltado al PP cuando ha propuesto reiteradamente un gobierno de coalición. Había una opción para un gobierno de progreso e Iglesias la rechazó en dos ocasiones y Compromís, también.

¿Y se pueden poner de acuerdo en el futuro?

Muy difícil, porque no lo han intentado antes, aunque Iglesias tampoco ha engañado a nadie. Dijo que no iba a votar al PSOE nunca y que estaba dispuesto a que le votáramos. Parece poco razonable, pero él es así.

¿Qué le parece una España presidida por Iglesias?

Me parece que el único dirigente homologable en Europa a lo que representa él es Tsipras y, aunque no cabe achacarle la situación global, ha aceptado las condiciones más duras de la troika, ha bajado más de un 30 % la renta de sus ciudadanos, casi un 40 % las pensiones y debe el 180 % del PIB. No me parece que sea un buen ejemplo.

Sí, pero todo eso es imposición de Bruselas, que también pesa lo suyo en España.

Lo que se demuestra es que tenemos unos socios con los que compartir decisiones. A mi criterio, Bruselas ha actuado mal. Ha dejado solo a la política financiera luchar contra la crisis. Eso ha significado que EE UU haya vuelto a los niveles anteriores a la crisis y nosotros estemos por encima del 20 % de paro. Europa no lo ha hecho bien. Lo ha ido corrigiendo tarde el Banco Central Europeo con el freno de Alemania.

¿Es mejor para el PSOE apoyar a Rajoy?

En España no es buena la gran coalición. Y en Alemania, tampoco. Ayuda a los gobiernos a trabajar con más tranquilidad parlamentaria, pero deja a los ciudadanos sin alternativas realistas y lo que ocurre es que crecen los extremos.

Pero las soluciones son pocas. Si al PSOE no le vale la opción de Rajoy ni la de Podemos...

No ha valido porque ellos no han querido. El PP no solo no tiene credibilidad inmerso en un mar de corrupción „cualquiera que pacte con ellos va a cargar con esa responsabilidad, porque no se han renovado„, sino que no ha dicho para qué una gran coalición.

Ha dicho que va a bajar los impuestos.

Eso lo dice siempre y ahora lo ha hecho irresponsablemente, porque ha aprobado un quinto presupuesto en un mandato de cuatro años exclusivamente para hacer campaña electoral, aunque la aplicación la tendría que hacer el gobierno posterior. Igual que al principio retrasó los presupuestos hasta después de las andaluzas. Esa irresponsabilidad la tendría que pagar Rajoy de su bolsillo.

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