El escándalo de las coacciones que está sacudiendo la sanidad valenciana suma hoy un nuevo caso con grabaciones -el tercero de esta semana- que demuestran las presiones, amenazas y actitudes autoritarias de un conocido jefe de servicio del Hospital Clínico de Valencia ante una médica que había obtenido una plaza vacante a través de la bolsa de trabajo. En la grabación se manifiesta el desprecio al sistema legal de la bolsa y se alude a unas supuestas «armas» con las que derribar a los profesionales que se nieguen a acatar esta discrecionalidad al margen de la ley.

El audio, al que ha tenido acceso Levante-EMV con la condición de no revelar los nombres de los protagonistas ni el servicio al que pertenecen, refleja la conversación de 2013 mantenida entre ambos. En ella, el jefe de servicio trata de disuadir a la médica, que ya estaba trabajando en el hospital mediante una sustitución, de que acceda a la plaza que le ha correspondido por bolsa. Los fragmentos, transcritos a continuación sin nombres, son ilustrativos.

Médica por bolsa:«Yo estoy en una lista que es legal».

Jefe de servicio: «Vamos a ver: no tengo el más mínimo deseo€».

Médica por bolsa: «A mí me llaman, me dan esta oportunidad, y yo€».

Jefe de servicio: «Te estoy diciendo que no tengo el más mínimo deseo de discutir ni un minuto más contigo. Aquí el que manda soy yo [da un puñetazo en la mesa], y el que dirige soy yo, y el que organiza soy yo».

Médica por bolsa: «Sí, ¿lo he cuestionado yo?»

Jefe de servicio: «No. Y no voy a aceptar ni a tolerar a una persona que intenta meterse en esta casa a través de una lista oficial; que yo tengo mis derechos, ¿eh? [da un puñetazo en la mesa] (...) Busca otras soluciones. ¿Cuáles son esas soluciones? Uno: lo que estás haciendo ahora: sustituciones, donde yo puedo dejar de meterte, aunque me incordie un montón a hacer guardias. Porque tampoco estás para hacer guardias de presencia física, como pasa viernes, sábado y domingo, y días de vacaciones. A partir de ahí está claro. Y si dices ´que no, que yo quiero firmar´, pues firma. Si yo no digo que no. Ahora: atente a las consecuencias. Estaré observándote. Ésta es la hora».

El caso es grave. Se trata de una doctora que en el año 2010 había sido recomendada por ese mismo jefe de servicio para hacer guardias. Y alabada en ese escrito. En 2012 obtuvo por bolsa una plaza vacante. La coaccionaron. Pero aceptó la plaza. Sólo aguantó 24 horas. Al día siguiente presentó la renuncia por «motivos personales». «Me amenazaron con que nunca más trabajaría allí», explica. Y se arredró. Por eso renunció a la plaza. Cuenta que en Personal le «arreglaron» esa renuncia para que no le penalizara en la bolsa. Como una renuncia justificada. Al año siguiente, en 2013, la volvieron a llamar para una vacante a través de la bolsa del Clínico. Fue cuando tuvo la tensa conversación, que sigue de este modo:

Jefe de servicio: «Es que no voy a perder ni un minuto de discusiones contigo. No voy a discutir. Yo sé la formación que tienes, y yo sé lo que puedes hacer [da un puñetazo en la mesa]. En un ambulatorio, fenomenal. En una plaza de esta naturaleza€».

Médica: «Pero legalmente me toca».

Jefe de servicio: «Si yo no te estoy diciendo que no, si te estoy diciendo ´pídelo, pídelo, tú sabrás lo que haces, tú sabrás lo que haces´. Una cosa es legal, y otra cosa las armas que nosotros tenemos, ¿entiendes? Tú haz lo que quieras».

Médica: «No sé, es que da la impresión de que, no sé€ Suena como si me amenazara, y yo no quiero eso».

Jefe de servicio:«No, yo no te estoy amenazando».

Médica: «Yo quiero hablar con usted».

Jefe de servicio:«Yo te estoy diciendo que ésta€»

Médica: «¿Por qué no me da la oportunidad? Por favor€».

Jefe de servicio: «Claro que no te la doy, jamás te la doy».

Médica: «¿Por qué no me la da?».

Jefe de servicio: «Lo que se hace aquí se hace por gente muy bien formada, no formada. Como no es tu caso, no es tu caso».

Médica: «Yo me siento capacitada para trabajar duro y adaptarme a todo».

Jefe de servicio: «Una cosa es como tú te sientas».

Médica: «Todo lo que usted me mande yo lo voy a hacer».

Jefe de servicio: «Que no voy a discutir ni un minuto más contigo, por favor [da un puñetazo en la mesa, más fuerte]. No es tu plaza. Haz lo que quieras. Pídela y fírmala: fin».

Médica: «¿No me dará ninguna oportunidad?».

Jefe de servicio: «Ninguna: para esta plaza, no. Para las otras ni lo he discutido y te he llamado, etcétera, etcétera».

Médica: «Yo creo que no le he dado ningún problema, que me he portado muy bien, no sé».

Jefe de servicio: «No quiero hablar».

Médica: «¿No quiere hablar? Me sabe muy mal, pero muy mal».

[El jefe se levanta y se marcha]

A pesar de todo, la médica aceptó la plaza. Sólo duró tres semanas en el puesto. No sólo es que le hicieron un informe negativo durante el periodo de pruebas para expulsarla. «Me hicieron la vida imposible: en mi vida he pasado una situación tan malévola y con tanta impotencia. Nadie del servicio me dirigía la palabra, porque estaban puestos a dedo por él y no tenían su plaza en propiedad. Me quitaban instrumentos del quirófano para que yo quedara mal. Fue un mobbing laboral en toda regla», relata. Ella se quedó en la calle. Puso un contencioso-administrativo sólo por motivos formales, sin aportar grabaciones ni aludir al acoso laboral. Lo perdió. Un sindicato pidió un comité de crisis para analizar su caso. La dirección del Clínico nunca lo convocó. Ahora, ella trabaja en la sanidad privada.