Josep Lluís Albinyana vio la noche del 20 de diciembre cómo la número dos de la lista de Compromís-Podemos, Dolors Pérez, lograba 357.435 papeletas con la cruz junto a su nombre, frente a las 353.613 que obtenía él. Diferencia escasa, pero la suficiente para que ella consiguiera el acta de senadora y él, no. El fenómeno, posible dado el tipo de votación, pero inusual, dio lugar a un reguero de comentarios y suspicacias. Del expresidente y ex del PSPE se dijo que tenía el respaldo del Bloc —reticente una gran parte del mismo entonces al pacto con Podemos—, pero no de Iniciativa, que preferiría a Pérez. La conclusión de la coalición fue más sencilla, un nombre de mujer había seducido más a unos pocos miles de votantes. a. g. valencia