Aturden a los pollos para que permanezcan en un estado de inconsciencia hasta que llega el momento de sacrificarlos. El objetivo es evitar el sufrimiento de las aves y está regulado por ley. Sin embargo, el bienestar de los animales en el sacrificio estaba en un segundo plano. No era prioritario. Hasta ahora.

El Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA), el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), el Instituto de Investigación y Tecnologías Agroalimentarias de Cataluña y la Organización Interprofesional de la Avicultura de Carne de Pollo del Reino de España (Propollo) han firmado un convenio para elaborar un estudio sobre «el aturdimiento previo al sacrificio en pollos de carne».

¿El objetivo? Alcanzar un «mejor cumplimiento» del Reglamento CE 1099/2009 sobre Protección y Bienestar de los Animales que introduce normas de bienestar para la matanza o el sacrificio «de animales mantenidos para la producción de alimentos y productos». Así, el reglamento europeo prohibe «causar a los animales ningún dolor, angustia o sufrimiento evitable». De esta forma, ¿sufren las aves de corral con el aturdimiento? ¿Cuál es el efecto de las descargas eléctricas? El estudio dirimirá estas y otras cuestiones tras realizar diversas pruebas en mataderos industriales.

El pollo de engorde es un tipo de explotación muy diferente a la de las demás especies. El crecimiento es muy rápido—en 67 semanas alcanzan el peso de sacrificio que debe ser de 2 a 2,5 kilos de peso vivo—y la carne es tierna, digestible y pobre en grasas. De ahí la especialización y el auge de este sector productivo.

En 2014, en la Comunitat Valenciana se sacrificaron más de 97 millones de cabezas de gallinas, pollos y pavos. Todo ello ha llevado al estudio de métodos de aturdimiento específicos para estos animales para combinar la rapidez del proceso —ya que el número de cabezas es muy superior al de cualquier otra especie— y asegurar la buena calidad de la carne.

El aturdimiento eléctrico es el método más común empleado en la industria avícola para llevar a los pollos a un estado de inconsciencia previo al sacrificio. Los pollos se aturden habitualmente en baños electrificados. Este aturdimiento, sin embargo puede ser reversible o irreversible. «En el caso del aturdimiento reversible, el animal recupera la conciencia al cabo de un tiempo y por tanto precisa de un método de sacrificio rápido y efectivo. Sin embargo, en el aturdimiento irreversible la corriente eléctrica llega al corazón , provoca fibrilación ventricular y el animal no se puede recuperar a la vida», refleja el convenio firmado por la Conselleria de Agricultura.

La intensidad de la corriente

En el reglamento que el aturdimiento en los mataderos se especifica que los «baños electrificados deben tener una intensidad corriente de entre 250 y 400 mA, en función de la frecuencia de la misma (200 y 1.500 Hz), lo que depende, directamente, del número de animales que están al mismo tiempo en contacto con el baño electrificado». Por ello, el estudio que se realizará persigue, entre otras cosas, «encontrar el punto en el que, mejorando la protección del animal, pueda evitarse que los pollos no lleguen inconscientes al degüello por una corriente débil».