«En 85 años no he visto nada igual». Angelita García siempre recordará la noche del 15 de junio de 2016. La noche en que la montaña se convirtió «en una bola de fuego» y los vecinos de Chella se echaron a la calle con el corazón en un puño. «Me asomé la ventana y creí que las llamas se nos comían», cuenta, todavía con el susto en el cuerpo. «Por suerte, el aire cambió de sentido y el fuego se fue en dirección contraria a las casas. Eso fue lo que nos salvó».

La cercanía del incendio con las casas y la rapidez con la que se propagaba el fuego debido al fuerte viento condujo a las autoridades a comunicar el desalojo de unos 40 vecinos que residen en en una calle lindante a la superficie forestal arrasada. Quienes abandonaron su hogar lo hicieron solo para asomarse a los miradores y comprobar impotentes el crepitar de las llamas y la espectacular virulencia del incendio, que llegó a representar una amenaza para la población y se llevó por delante algunos de los paisajes más emblemáticos para los chellinos. En cuestión de dos horas, sobre las tres, los vecinos pudieron volver a sus domicilios. «Regresé a las cuatro y media de la mañana, pero no pegué ojo en toda la noche», narra Angela Ferrer, otra de las afectadas. «Las llamas eran increíbles. Era todo fuego: como si se acabara el mundo», resume.

Como ella, Ernesto García también comprobó con incertidumbre el avance del incendio desde la zona de las Saleras, de donde fue desalojado. «Es una pena muy grande. El Muntot se ha quemado todo», lamenta

«Ha sido una noche muy larga y muy tensa». El alcalde de Chella, José Enrique Talón, confiesa que se vivieron momentos de pánico y que llegó a temer por que el incendio terminara afectando a las viviendas del núcleo urbano, puesto que el fuego «iba dando bandazos sin control». El munícipe, que sostiene que las llamas llegaron a alcanzar los 40 metros de altura, alaba las tareas de extinción. «Se ha trabajado mucho y muy bien», apunta. El incendio provocó daños en construcciones del diseminado y a punto estuvo de alcanzar la depuradora.