El exalcalde de Manises y expresidente de la Diputación de Valencia, Enrique Crespo, admitió ayer ante la jueza que fue durante trece años el «vendedor oficial» de los décimos de lotería del PP de Manises entre su familia, amistades y compañeros de partido. Una dedicación que fue tocada con la varita de la suerte el 23 de diciembre de 2011 al lograr el segundo premio del Gordo con el número 53.404, a razón de 125.000 euros el décimo.

Aunque a Crespo le tocó en el peor momento. Su gestión al frente de Emarsa, por la que acabaría imputado el 25 de octubre de 2011, ya estaba bajo la lupa judicial por lo que el juez acabó citándolo para que declarara cuánto dinero le tocó en el día que la mayoría celebran la salud y sólo unos pocos dan saltos de alegría. Enrique Crespo saltababa aquel día pero, según declaró en el juzgado, sus saltos se debían al hecho de que «estaba feliz» por haber repartido 34,3 millones por los 275 décimos del número 53.404 que vendió directamente a sus allegados o los «17.000 millones de pesetas» que distribuyó el PP de Manises mediante la venta de 850 décimos distribuidos la mayoría en papeletas.

De los 275 décimos que vendió Enrique Crespo, 159 décimos fueron a parar a su familia (89 a sus padres y 70 a su hermano) además de dos talones de participaciones por un total de 22,7 millones de euros. Según Crespo él sólo se quedó con un décimo después de vender otros dos que le quedaba al exdirector del Hospital General Sergio Blasco, sobrino del exconseller encarcelado.

Sin embargo, las crónicas del 23 de diciembre de 2011 narraban que el aún alcalde de Manises jugaba en aquel sorteo «más de diez seguro» (1.125.000 euros), según admitió a Levante-EMV. Posteriormente, el interventor de su ayuntamiento declararía en el juzgado que, en una junta de gobierno local, había admitido que los décimos que llevaba eran cien. Unos premios que Crespo negó tajantamente haber ganado ante la titular del Juzgado de lo Penal número 6, Begoña Estañ, que juzga hasta el próximo 6 de julio al exalcalde de Manises, sus padre y su hermano por, presuntamente, ayudar al político a ocultar, como mínimo, 12 millones de euros (el premio de 100 décimos) y que el juez del caso Emarsa decidió bloquear en las cuentas de los familiares de Crespo en febrero de 2014.

«Yo nunca dije lo que jugaba [en el Gordo de 2011] a ningún medio de comunicación. Nadie me entrevistó ese día y si me lo preguntaban, nunca respondí», alegó al ser interrogado sobre los artículos publicados el 23 de diciembre que, incluso, han llevado a declarar en instrucción a un periodista valenciano. «Todos los periódicos tenían un encargo ese día de escribir un artículo sobre Enrique Crespo, pero hubo periodistas que hicieron el artículo sin ni siquiera acudir al copetín [de la Diputación de Valencia]», la recepción oficial navideña donde se celebró ostentosamente el premio, se lamentó el exvicepresidente de la institución provincial.

Respecto a la declaración del interventor del Ayuntamiento de Manises, Enrique Crespo la achaca a «intereses espúreos sobre mi persona. Él quería amistad conmigo para poder ser interventor de la Diputación de Valencia per no lo apoyé. Necesitaba apoyos políticos. Si yo dije eso [que jugaba con cien décimos] en una junta de gobierno ¿por qué no fue al juzgado el 24 de diciembre de 2011? Miente para hacerme daño a mi y a mi familia», defendió el exregidor. Desde entonces, Crespo lamenta que el interventor haya auspiciado «dos querellas contra mi» a través del PSPV de Manises, que han sido archivadas. Que él ha respondido con otra demanda por falso testimonio «que ha quedado suspendida hasta que finalice este juicio».

Crédito personal de 70.000 euros

Sobre el millonario premio ganado por sus padres y hermano Crespo declaró que no comentó nada con ellos, «sólo que tuvieran cuidado porque eran un caramelito para los ladrones» y que, ni siquiera, lo celebraron con una comida. Manifestó que sobrevive gracias a un crédito personal que le concedieron sus padres de 70.000 euros y la prestación de desempleo. Y finalizó su declaración con un «absolutamente falso» que jugara con 100 décimos en el sorteo del Gordo de 2011.

De las gestiones de este voluminoso patrimonio se encargó Carlos Crespo «porque tenía más formación fiscal y más tiempo porque estaba en paro y acababa de tener una niña», según declaró. El menor de los Crespo justificó que ingresaran en varias remesas y cuatro entidades bancarias los 159 décimos porque le aconsejaron usar el servicio de tres o cuatro entidades y «para que no se diera publicidad al importe de lo que habían ganado», sus padres. «Jamás en la vida me concerté con mi hermano», respondió al ser preguntado si ayudó a Enrique a ocultar el premio. Por último, la madre justificó la compra de 89 décimos en 2011 por su «gran afición» a la lotería «desde que me tocaron 6 millones de pesetas al carrocupón». El padre no declaró alegando problemas auditivos.