«Persecución política extrema y maltrato familiar». El grupo de militantes expulsados de Verds-Equo hace un mes por montar una plataforma crítica describieron con frases de tal calibre la situación que aseguran haber vivido a lo largo del último año, el tiempo en que la formación ecologista integrante en Compromís, logró tocar poder.

Cinco de los ocho afectados por la expulsión, en su mayoría históricos del movimiento verde, comparecieron ayer en rueda de prensa para poner rostro a una crítica demoledora contra los actuales responsables de Verds-Equo, a quienes acusan de haber «abducido» el partido y suplantado a las bases, sometiendo las voces discrepantes a una situación de mobbing y maltrato. Incluso hablaron de agresiones físicas, aunque admitieron que no habían sido denunciadas ante los tribunales.

Los denunciantes, entre ellos Miguel Angel Ferris, promotor de la Ruta del Despilfarro, Silvia Gonzàlez, Jose Juan Sanchís, Teresa Galindo y Carles Porcel, cofundadores y activistas de partidos verdes„dirigieron sus ataques al secretario autonómico de Medio Ambiente, Julià Álvaro, portavoz de Verds-Equo; y a los responsables de organización y del partido en Valencia, Josep Ruiz y Enric Roncero, respectivamente. Los críticos piden el cese de todos ellos al entender que han pervertido la filosofía de los partidos verdes, con prácticas de la vieja política y con el único objetivo de repartirse los sillones.

Reparto de cargos y asesores

Tal como en su día informó Levante-EMV, el partido se ha abierto en canal tras el 25M y los acuerdos del Botànic que posibilitaron una cuota verde para el bipartito. El reparto de cargos y asesores está en la base de una ruptura que daña la imagen del movimiento verde en su faceta orgánica e institucional. Los críticos mantienen que su único pecado fue exigir transparencia en la selección de los candidatos, un proceso al que aspiraban algunos de los expulsados. Ferris quiso dejar claro que, aunque algunos de ellos aspiraban a participar directamente de la gestión, «no vivimos de la política y todos tenemos trabajo», matizó. Contrapuso la experiencia en el mundo del ecologismo de los ocho expulsados con la de otros, como Julià Álvaro, «que acaban de llegar».

Durante una hora relataron el ninguneo al que fueron sometidos y el «silencio cómplice» de otros (incluido Equo Federal) ya que quien «discrepa de la camarilla» (en alusión al Álvaro, Ruiz y Roncero) «están fuera».

Los presentes indicaron que habían permanecido callados durante meses para evitar perjudicar a la formación en los procesos electorales e indicaron que daban la rueda de prensa por una cuestión de «dignidad» y para ayudar a desterrar el «partidismo», el «sectarismo» y las «prácticas clientelares» de partidos con tradición de izquierdas. De momento, la cúpula de Equo no ha querido entrar al trapo de las acusaciones.