«El optimista siempre tiene un proyecto. El pesimista siempre tiene una excusa». La frase, típica de azucarillo, la podía haber leído el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, durante su trayecto en AVE ayer hasta Madrid, dada la actitud con la que entró en Ferraz a parlamentar con el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.

El jefe del Consell y líder de los socialistas valencianos puso sobre la mesa la agenda valenciana „se puede condensar en la mejora de la financiación y en el impulso al Corredor Mediterráneo„ y defendió que, con un PP sin mayoría absoluta, el PSOE debe liderar en el Congreso de la Diputados la colaboración entre grupos para sacar adelante los compromisos realizados en campaña por estos proyectos.

Los mismos que el Gobierno de Mariano Rajoy en mayoría absoluta de los últimos cuatro años ha ido aparcando.

El panorama que Puig contempla a la vista de los resultados de las elecciones del 26 de junio es un ejecutivo del PP apoyado en otras fuerzas conservadoras „entraría ahí el PNV„ y un PSOE al frente de la oposición. No cabe en el dibujo un hipotético gobierno de izquierdas, porque «la aritmética es la que es», dijo, y las cuentas no salen sin los independentistas: una opción inviable, hoy por hoy. Es el análisis de la situación que compartió con Sánchez y en el que coincidieron, afirmó a la salida de la cita.

Esta forma parte de la ronda de contactos que el líder del PSOE inició el martes con los barones del partido de cara a fijar una posición en el comité federal del próximo sábado, en el que Puig y Carmen Montón estarán ausentes por compromiso previo: el retiro semestral del Consell, que tendrá lugar este fin de semana en Torrevieja.

¿Y si se llega a un punto ciego en el que PP no reúne apoyo suficiente para la investidura de Rajoy y el país se ve abocado a unas terceras elecciones? Puig prefiere «no correr más que el futuro». Fue su manera de no pronuniciarse ante los micrófonos y de dejar la puerta abierta a una abstención de mínimos en el último minuto en favor del actual presidente en funciones.

Pero todo ello es hablar en condicional. Ahora, el mensaje es que unas «terceras elecciones no se deben producir y hay votos conservadores para que no se produzcan. No vamos a facilitar por activa o por pasiva un gobierno de Rajoy», al que afeó haber «engañado» a los ciudadanos con las pensiones y la «discriminación» valenciana con la financiación.

De momento, Puig instó a Rajoy a «unir a las derechas», hecho que, además, «sería positivo para la vertebración de España».

El president evitó esta vez cualquier enfrentamiento con Pedro Sánchez y no se posicionó así sobre si deberá ser el que decida si el partido ha de abstenerse en la investidura, llegado el momento. «No voy a correr más que el futuro», insistió. Puig tranquilizó además al secretario general sobre la situación del Consell bipartito tras el 26J. «No le ha afectado», respondió a Sánchez ante su interés.