El contrato que ha generado el primer gran terremoto político del nuevo gobierno del Botànic y que ha amenazado los cimientos del «mestizaje» entre PSPV y Compromís es de carácter temporal y supuso un desembolso para la fundación Fisabio de 11.064,75 euros. No era, sin embargo, el primero al que accedía la hija de Dolores Salas. La joven estudiante de Sociología, que en 2014-2015 cursó el quinto curso, ya había participado como técnico de apoyo al grupo de investigación del cáncer de Fisabio que coordinaba su madre. De hecho, su nombre aparece como técnico en una publicación de la entidad sobre las investigaciones realizadas entre 2009 y 2014 en cáncer y salud pública.

Al último accedió tras presentarse a la convocatoria publicada por la fundación el 5 de agosto de 2015. En ella pedían un técnico de apoyo a la investigación para colaborar en un informe sobre las «desigualdades sociales en el control del cáncer» bajo la supervisión de la investigadora principal, Dolores Salas, que en aquella fecha ya había sido nombrada secretaria autonómica.

La convocatoria sí fue pública y de libre concurrencia aunque, los requisitos indispensables que se solicitaban eran de tanta concreción que «acotaban» de alguna manera la búsqueda, tal como ha puesto de relieve el informe de Transparencia. De hecho, la convocatoria llama la atención ya que, en contra de otras, no se exigía ninguna titulación superior, solo el «Bachiller o equivalente», lo que además puntuaba en la baremación final, pese a no ser un mérito. El 20 de agosto se cerró el plazo para optar a la plaza y, solo 4 días después, el 24, se resolvía a favor de Julia M. S. que empezó a trabajar el día 1 de septiembre.