«El día que detuvieron a Alfonso Rus teníamos pleno. Estábamos todos en la Diputación de Valencia, fue muy tenso y muy desagradable». Este es uno de los recuerdos que Mª Josep Amigó, vicepresidenta de la corporación provincial, guarda del primer año de legislatura, que justo se cumple mañana. La corrupción ligada a esta institución se torna un tema ineludible cuando de hacer balance se trata. «Hemos pasado un año muy duro, y me temo que todavía nos queda», señala la también concejala de Bonrepós i Mirambell.

Aun así, a la vicepresidenta primera, de Compromís, le sale un recuento positivo de los doce primeros meses de mandato. «Queremos poner en valor la institución. Durante este año se ha abierto a la ciudadanía, han entrado personas y asociaciones como Acció Cultural o Escola Valenciana. Estamos cambiando la manera de trabajar. Pisamos más el terreno. No se puede gobernar estando encerrados en el Palau», explica a Levante-EMV Amigó.

En este sentido, explica que se han centrado los esfuerzos en estrechar lazos con los alcaldes valencianos y facilitarle los trámites administrativos, una de las demandas más recurrentes de los ediles. «Los alcaldes valoran que se repartan las subvenciones con criterios objetivos, no como antes, que había algunas subvenciones teledirigidas, como las de bombillas led, hierba artificial, calderas.... Ahora hay más autonomía municipal. Es el propio pueblo el que decide si quiere poner hierba artificial o no», expone la videpresidenta. «Tiene que ser el municipio el que decida sus necesidades», apostilla Amigó.

El futuro de las diputaciones

En estos 365 días «hemos trabajado en el medio ambiente y en proyectos de colaboración que impliquen a más de un municipio, a mancomunidades», explica. «Es anecdótico que los presidentes de las mancomunidades nos han contado que, por primera vez, ha habido una reunión con todos ellos. Nunca antes se había hecho», cuenta Amigó, cuya función el la diputación es, en sus palabras, «hacer ver que no es monocolor. Se optó por esta fórmula para que no fuera tan presidencialista», señala.

Con el presidente Jorge Rodríguez (PSPV) y con el resto miembros de los otros partidos que gobiernan en coalición explica que la relación es «muy buena. Cuando hay cuatro fuerzas, tienes la obligación de sentarte a hablar de las cosas, democráticamente es muy sano», sostiene Amigó. «Yo, que vengo de C ompromís, estoy acostumbrada a pactar, razonar, escuchar... En la diputación hemos conseguido aprobar los presupuestos antes que muchos ayuntamientos. Hay que continuar hablando y mejorando», asegura.

Respecto al futuro de las diputaciones, Amigó es clara: «Todos los que estamos en el Gobierno de la corporación estamos a favor de cerrarlas. Este hecho no ha cambiado, lo mantenemos también ahora. Pero mientras tanto haremos que funcionen de la mejor manera posible. No vamos a engañar a nadie, sin reforma constitucional no se pueden eliminar», confiesa. «Nosotros trabajamos para ir transfiriendo competencias impropias a la Generalitat, ir comarcalizando y al mismo tiempo gobernar con trellat».