El Corredor Mediterráneo es, junto a la mejora de la financiación autonómica, el gran eje de la «agenda valenciana». La ministra de Fomento en funciones, Ana Pastor, lo pudo comprobar ayer en primera persona, dada la beligerancia de los mensajes que, a cuenta de una inauguración en el puerto de Valencia, le regalaron el presidente de la Generalitat y el alcalde de la ciudad. El primero del PSPV y el segundo, de Compromís. Ella, del PP.

Ximo Puig continuaba la faena iniciada hace unos días por los sectores productivos y espoleada ayer por Joan Ribó, que denunció el histórico «trato desfavorable» del Estado al puerto de Valencia y acabó con un contundente: «Los valencianos no toleramos que se nos trate como españoles de segunda fila». Antes había lamentado «la priorización de los corredores central y cantábrico frente al mediterráneo».

Pastor aguantó el tipo con tablas políticas y replicó que en 2011, cuando llegó al ministerio, «no existía ni el proyecto del Corredor Mediterráneo», mientras que hoy hay millones invertidos en un AVE entre Valencia y Alicante y el tercer hilo para el litoral mediterráneo está en obras. Sin embargo, no fue más allá en un compromiso con la doble plataforma en ancho de vía internacional. «No se descarta que se haga en el futuro», dijo. Sin ofrecer ningún plazo ni calendario.

Esa es la reivindicación y la queja sobre el agravio frente al Corredor Central o el Cantábrico. Estos tienen contemplada la doble plataforma y, por tanto, la separación entre mercancías y pasajeros. El tercer hilo supone la convivencia entre viajeros y mercancías y, como ayer se comprobó, está por ver si el Gobierno apuesta por la doble plataforma.

Sirva como descargo que es un enigma si Pastor continuará o no al frente de Fomento, pero ayer en otro acto, la consellera de Obras Públicas, María José Salvador, resumía la postura: «Los valencianos queremos una infraestructura de primera, de doble plataforma con ancho europeo, no el tercer hilo».

Los empresarios también quieren el «verdadero» Corredor, pero como objetivo a largo plazo. Quieren ya el tercer hilo, vital para el mantenimiento de las exportaciones, dicen.

Sin compromisos concretos, la ministra sí reiteró «la determinacion por seguir materializando inversiones en un eje vertebrador». Y dejó un recado a Ribó: «Es mejor hablar menos y hacer lo necesario».

Puig verbalizó el grito de socorro de los empresarios valencianos: «Necesitamos el Corredor Mediterráneo como el agua», dijo. «No hay ningún criterio racional para relegar esta infraestructura», sostuvo antes de pedir un calendario concreto, con urgencia. «No queremos ningún privilegio, estamos contra ellos; pedimos racionalidad y actuar contra un modelo agotado, como el radial», subrayó.

La batalla dialéctica por el Corredor tuvo lugar frente al mar, durante la inauguración de la ampliación del muelle de costa para megabuques de contenedores de la empresa Noatum.

También el presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia, Aurelio Martínez, se subió al carro de las reivindicaciones, aunque con un tono más comedido. Además del Corredor Mediterráneo, en su lista puso la ley de la estiba y la mejora de la conexión con el puerto de Sagunt, entre otras.

El jefe del Consell recordó cómo en los años 70, cuando empezó el comercio de contenedores, el Estado no contó con el puerto de Valencia y fue la iniciativa privada la que puso en marcha una actividad que hoy ha convertido al puerto en el primero del Mediterráneo en este tipo de transporte. La historia se repite con las infraestructuras ferroviarias fue el mensaje que dejó.

Pastor sí anunció que las obras para la conexión con el puerto de Sagunt, con una inversión de 34 millones, se van a licitar este año y que la mejora de la línea con Aragón será una prioridad en 2017 con una inversión de 40 millones.