Le ha costado diez años, pero lo ha conseguido. Quiere normalidad absoluta porque su situación es la misma que la del resto de compañeros: un sacrificio brutal hasta conseguir una plaza en el Cuerpo Provincial de Bomberos de Valencia. Quiere ser «uno más», pero no lo es. Y es que Patricia Soriano Pozo es la primera mujer que lo ha conseguido.

Ni viene de una saga de bomberos, ni ese era su sueño de pequeña. Patricia Soriano tenía vocación de docente „de hecho, estudió magisterio„ hasta que conoció a un bombero que le hizo plantearse un futuro diferente. «Me comentó que tenía un perfil adecuado para ser bombera y decidí cambiar mi futuro. Me puse a opositar, he trabajado en Cádiz y aquí en Valencia de interina durante cinco años y ahora, por fin, lo he conseguido, pero mi situación no es excepcional. Todos trabajamos mucho, porque es muy difícil y no puedes relajarte ni bajar el nivel y, además, hay que tener en cuenta que no salían las plazas y eso lo ha retrasado todo», explica.

Patricia defiende la igualdad de oportunidades, pero insiste: «quiero que me valoren por lo que soy. No quiero que ser mujer me beneficie ni me perjudique. Pero es evidente que, aunque defienda la igualdad, la diferencia entre hombres y mujeres es un hecho y no se trata solo de la fuerza física. A veces me he sentido un poco bicho raro porque este es un mundo de hombres». Y reconoce: «No voy a negar que más de una vez pensé en tirar la toalla». Ahora ha conseguido plaza fija y ha obtenido, por fin, su recompensa tras tanto sacrificio. «Tengo una lista de cosas pendientes interminable», bromea.

Ayer, la joven de 36 años tomó posesión de su cargo junto a 35 compañeros más tras superar todos los exámenes y conseguir la plaza de funcionarios. Los nuevos miembros del Consorcio Provincial de Bomberos ya han comenzado a trabajar tras dedicar muchas horas a la preparación de unos exámenes de enorme dificultad. Pero el esfuerzo, dice, «merece la pena».