Un estudio experimental que ha comprobado la utilidad de la azitromicina contra el dengue y la fiebre amarilla ha mostrado que ese medicamento es eficaz contra el zika y que su uso podría resultar «prometedor para embarazadas», aseguró ayer el catedrático de Parasitología de la Universidad de Valencia, Santiago Mas Coma.

Si con virus del mismo grupo «somos capaces, nos induce a pensar que con el zika también lo conseguiremos», afirmó Mas Coma, que pertenece al grupo de expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El catedrático aclaró que los expertos eran conscientes de que habría otra epidemia tras el ébola y que «seguramente» después del zika «vendrá otra», pero lo que «nadie se esperaba» era que un virus como el zika, al que nadie le había dado importancia porque no era muy contagioso, llegase a generar una epidemia.

«La última epidemia del zika había sido en Nueva Caledonia, en Oceanía, y la microcefalia allí rondaba el 1 por ciento; en cambio en la actualidad en Brasil ronda el 29 por ciento», destacó. La gravedad del zika, explicó Mas Coma, radica en que la mayoría de las personas infectadas no producen síntomas o los producen tan leves que apenas les dan importancia, y es que es un virus similar al dengue o a la fiebre amarilla pero ninguno de ellos tiene capacidad de transmitirse por sangre y por semen como lo tiene el zika.

En el estudio experimental se ha demostrado una interacción entre el dengue y el zika.