¿Qué balance hace sus primeros tres años como rector?
Para ser tres años difíciles, con reducciones presupuestarias importantes, estamos avanzando en lo que más nos preocupa: la mejor formación posible de nuestros alumnos y una investigación de vanguardia orientada a resolver los problemas de la sociedad. La Politècnica tiene una gran comunidad universitaria, un gran conjunto de personas que están muy implicadas y comprometidas. Esto ha sido fundamental en los momentos tan complicados que hemos vivido, pues gracias a ello algunos indicadores de la universidad han mejorado en calidad tanto en docencia como en investigación. Así, a pesar de que la I+D a nivel nacional y autonómico cae cerca de un 40 %, en tres años hemos crecido en más de un 60 % en recursos captados en el extranjero y estamos ya con un 34 % de la investigación financiada por fondos exteriores. Esto ha hecho que nuestros grupos hayan aguantado mejor la fuerte caída en el presupuesto para I+D nacional, que ya era de por sí bajo.
¿Se va a presentar a las elecciones a rector del año que viene?
A priori sí. Creo que puedo, en la línea de los proyectos que hemos desarrollado, continuar generando políticas de mejoras en docencia y en investigación para la UPV.
En la clausura del curso lanzó un SOS a la Generalitat en el que pedía «un verdadero programa» para recuperar el talento perdido durante la crisis con la emigración de jóvenes universitarios. ¿Por dónde empezar?
Primero, como sociedad darnos cuenta de lo grave que es este problema. En este siglo el principal capital de un país son sus personas. No vamos a poder sostener el estado del bienestar si no tenemos una sociedad altamente cualificada, educada y las mejores personas posibles. Me preocupa mucho que en Europa se estén abriendo brechas importantes. Es decir, hay países receptores de talento que están incorporando excelente capital humano formado aquí, mientras otros países estamos drenando capital humano. En los años más duros de la crisis, Alemania, Suecia o Holanda no redujeron sus presupuestos en investigación y educación. ¡Alemania vendió oro! Lo cambió por mantener la inversión en ciencia y educación. Sin embargo, aquí fue donde primero se metió la tijera. Hay que tener muy claro que el comer del mañana nos va en aumentar la inversión en ciencia, investigación y educación.
¿Qué le pide a la Generalitat en materia de financiación?
El Consell reclama un cambio de modelo de financiación autonómico que se debe de producir, porque sino es complicado sostener el funcionamiento de esta comunidad. Ahí las universidades estamos al lado del Gobierno valenciano. Eso no quita que no haya que hacer un nuevo plan de financiación universitaria. En 2010 llegamos a tener una subvención ordinaria del Consell en torno a 800 millones y ahora estamos en 665. Hay que hacer un plan para llegar a aquella cantidad porque las universidades estamos muy, muy ajustadas. Si no ponemos recursos para que nuestros investigadores tengan los medios para poder competir, lo tenemos muy difícil pues vamos a luchar con universidades cuyos países dedican a I+D el doble de porcentaje de PIB que España.
Otro curso sin bajar las tasas...
El bajar las tasas implica que la Generalitat tenga que compensar con más financiación a las universidades. Aquí en la CV las tasas han subido muchísimo y deben reducirse tanto en grado como en master. Yo creo que el precio de los másteres es demasiado alto y, por tanto, hay que bajarlo de forma notable. Habría que diseñar una estrategia para bajar las tasas, pero las universidades ya estamos al límite por lo que si el Consell baja los precios públicos sin aumentar la financiación universitaria, la calidad del servicio se resentirá.
Es difícil explicar que estudiar Medicina sea el doble de caro en las universidades públicas valencianas que en las andaluzas, al ser la CV la tercera que más subió las tasas entre 2012 y 2013...
El decreto, la ley de tasas que sacó el ministro Wert, ha generado más diferencias dentro de España que entre nuestro país y el resto de Europa. Es así de triste. El nuevo equipo ministerial tiene que empezar a reconducir la situación.
¿Qué le parecen las nuevas becas salario del Consell, con esa paga de 600 euros al mes?
Me parecen una buena opción porque están orientadas a familias muy humildes. Con 600 euros al mes un universitario puede vivir y centrarse en sus estudios. Es la pescadilla que se muerde la cola: los alumnos con rentas muy bajas tienen que trabajar para pagar la universidad, como trabajan no sacan buenas notas y al curso siguiente se quedan sin beca y tienen que abandonar. Dichas becas ayudarán a romper ese círculo perverso.
¿Y la exclusión de las becas de los alumnos de la privada?
Es una cuestión de priorizar recursos. Si el Consell no puede invertir más en becas, lo que tiene que hacer es priorizar los escasos recursos donde hace más falta. Con lo que yo estoy a favor de la política que han hecho de priorizar recursos en los alumnos que van a la pública. El que va a una universidad privada y tiene que pagar una matrícula de miles de euros, la beca apenas le supone el 10 % de lo que va a desembolsar. Entonces, si ese alumno puede pagar el 90 % restante, no tiene la misma penuria que aquel que va a la pública y que si no tiene beca no podría pagar nunca la matrícula.
El «boom» de las carreras de Ciencias de la Salud o de Educación está generando falsas expectativas de empleo. ¿No ve un riesgo el dejar que la oferta de titulaciones la regule la demanda?
Es un problema que se sigan abriendo todas las plazas que sea posible en dichas titulaciones tan demandadas en lugar de racionalizar la oferta para formar médicos y maestros. Lo que no tiene sentido es que todas las universidades tengamos el mismo título por mucha demanda de personas que quieren estudiarlo si luego no podemos asegurarles una inserción digna en ese trabajo. No podemos estar con recursos públicos financiando una formación de personas que somos conscientes de que aquí no van a tener opción de encontrar empleo y se van a tener que ir al extranjero. En estas dos profesiones, en las que se requieren prácticas formativas, también hay que ver si los hospitales y los colegios tienen plazas suficientes para atender dichas prácticas, y aquí ya no entro si los alumnos tienen que ser de la universidad pública o privada. Lo que no se puede discutir es que hace falta una regulación en función de la capacidad formativa de hospitales y colegios, pues si los estudiantes no pueden hacer prácticas no formaremos buenos profesionales.
