El principio del fin de la mayoría absoluta de los populares valencianos cumple un aniversario redondo, su primer lustro.

La caída el 20 de julio de 2011 de Francisco Camps, acosado entonces por el caso Gürtel, apartó del Palau de la Generalitat al último cargo popular que ha logrado una mayoría absoluta en las urnas autonómicas: 1.211.112 votos, el 50,6%. Su renuncia, apenas mes y medio después de su aplastante triunfo electoral fue, según sus propias palabras, un sacrificio personal para que Mariano Rajoy alcanzara la presidencia del Gobierno, pero supuso también el punto de inflexión hacia el declive de los populares valencianos.

Su relevo, Alberto Fabra, permaneció casi cuatro años al frente de la presidencia, pero los incontables casos de corrupción y la crisis que llevó a las finanzas autonómicas al rescate de los préstamos del Estado y a los impagos, acabaron con el hundimiento, en mayo de 2015, de un régimen que había durado dos décadas.

Hasta el estallido del denominado caso de los trajes, en febrero de 2009, Camps era uno de los valores en alza dentro de su partido. El apoyo de los populares valencianos había salvado apenas unos meses antes la presidencia de un debilitado Mariano Rajoy ante la ofensiva de Esperanza Aguirre, que aspiraba a ocuparla. Valencia era entonces la plaza fuerte del PP.

Pero el futuro político de Camps empezó a torcerse con el registro, el 9 de febrero de 2009, de la sede de Orange Market en Valencia y la de la Agencia Valenciana de Turismo. Durante este lustro, Gürtel y todos los casos de corrupción que le siguieron han llevado ante los tribunales a buena parte de quienes fueron sus altos cargos. La mancha de la sospecha se extendió a prácticamente todos los tentáculos del poder popular. Incluso al Ayuntamiento de Valencia, donde salpicó a principios de este año a quien fue su madrina política, Rita Barberá, quien de momento aguanta la presión y sigue como senadora.

Tras dos años, cuatro meses y un día de cerco judicial y con la apertura de juicio oral pisándole los talones, Camps se rindió tras rectificar in extremis la decisión de declararse culpable, mientras dos de sus colaboradores sí asumían el delito.

Declarado no culpable

El 25 de enero de 2012 Camps y el que fue su número dos al frente del partido, Ricardo Costa, serían declarados no culpables por un jurado popular que consideró que no recibieron regalos por su cargo, una absolución que confirmó el Tribunal Supremo en abril de 2013, aunque la carrera de ambos ya había quedado sepultada por entonces.

Camps se refugió en el estatuto de expresidentes y en el sueldo que le otorga su presencia en el Consell Jurídic Consultiu. Ahora se defiende a sí mismo de las presuntas irregularidades que le imputan por la Fórmula 1. Mientras, su partido busca quitarse de encima la losa de la corrupción.