La Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), ahora ya con sus 21 miembros al completo, ha aprobado la traducción al valenciano de los rituales de los sacramentos de la Iglesia católica, con el fin de incorporarlos a la web de la institución normativa y que estén al alcance de todos los usuarios. Con este nuevo paso, el ente normativo, continua traduciendo los textos litúrgicos al valenciano ante el silencio del Arzobispado de Valencia.

La frialdad de la jerarquía eclesiástica ante las propuestas de la AVL dura ya más de 12 años y tres arzobispos. El bloqueo a la liturgia en valenciano comenzó en 2004 con el entonces arzobispo Agustín García Gasco. Su sucesor, Carlos Osoro, en 2009, se mostró «a favor» de consensuar un misal en valenciano con el resto de obispos de la provincia eclesiástica.

Se abría así la posibilidad de que el libro litúrgico oficial en lengua autóctona que reclaman el ala progresista de la Iglesia y la AVL, que permita a los curas decir misa en valenciano, fuera aprobado por la archidiócesis y bendecido por el Vaticano. Sin embargo, Osoro no fueron más allá de las buenas intenciones. Con la llegada del cardenal Antonio Cañizares a la mitra valentina, la normalización del valenciano en las iglesias sigue en situación de impasse.

Del bautismo a la unción

Los siete sacramentos ahora adaptados al valenciano „el bautizo, la confirmación, la iniciación cristiana, la penitencia, la unción, la ordenación y el matrimonio„ han sido estudiados por la Comisión de Textos Religiosos de la AVL hasta su aprobación ayer por el pleno. Los sacramentos complementan los textos de las lecturas de los domingos y de las solemnidades que publica periódicamente la AVL desde 2014, «para facilitar el uso de la lengua en las celebraciones religiosas», destaca la Acadèmia.

Igualmente, la AVL presentó el año pasado el Oracional valencià, editado conjuntamente con la Associació Ecumènica de Cristians pel Valencià, colectivo que desde hacía años había expresado la conveniencia de contar con textos oficiales avalados por la Acadèmia.

Precisamente, August Monzón, presidente de la asociación, hizo pública hace una días una carta con la adhesión de 152 presbíteros valencianos en la que reiteraba al cardenal Cañizares, la necesidad de contar con unos textos litúrgicos en valenciano. «La aprobación definitiva de los textos litúrgicos en valenciano, pedida por muchos sacerdotes y seglares, no admite ninguna dilación más. El uso normal de una lengua en cualquier ámbito público deriva de un derecho natural de naturaleza colectiva, que obliga, tanto los poderes civiles como la autoridad religiosa, a reconocerlo y a garantizarlo. Este principio fundamental, que el Concilio Vaticano II hizo extensivo a la lengua litúrgica, es doctrina constante de la Iglesia católica, explicitada por el magisterio papal y conciliar desde Pío XI hasta la actualidad», señalaba.

La misiva, «que no ha recibido respuesta por parte del arzobispo», apunta la AVL, exponía la «exclusión» que representa la situación actual de la Iglesia valenciana respecto a la lengua propia: «Es una responsabilidad directamente pastoral velar por que no se dificulte el acceso a la fe y a la comunión con el Señor de tantos valencianos que pueden sentirse desamparados, discriminados e incluso humillados dentro de la Iglesia».

«Una anomalía grave»

«En efecto, constituye una anomalía grave que la santísima Eucaristía, fuente y cima de la vida cristiana, todavía no pueda ser debidamente celebrada por los y para los valencianohablantes en su lengua, con textos litúrgicos oficialmente aprobados y dignamente editados», agregaba la carta.

Por esta razón, la AVL decidió hace dos años avanzar en la adaptación al valenciano de la liturgia católica con «el asentimiento de todos los miembros de la institución normativa para facilitar el acceso de la lengua a todos los presbíteros y fieles del pueblo valenciano ante el silencio de la jerarquía eclesiástica», concluye la Acadèmia.