«Ser taxista no es fácil, hay que tener prudencia con la gente que se sube, tienes que saber qué tema puedes o no puedes hablar, además, hay quien está enfadado durante el trayecto; otros, sin embargo, son más simpáticos, pero todos tienen algo en común: tienen prisa», explica Enrique Chulia, secretario de la cooperativa TAXCO preguntado por el oficio que lleva desempeñando desde hace más de 20 años.

El pasado 2 de julio fueron 161 las personas que se presentaron al examen para obtener el certificado de capacitación para prestar el servicio de taxi en la provincia de Valencia. Los estudiantes tendrán hasta cuatro convocatorias para presentarse, tres de ellas ya pasadas -en febrero, mayo y a principios de julio- y la última que será el próximo 26 de noviembre.

Los datos proporcionados por la Conselleria de Vivienda, Obras Públicas y Vivienda muestran que de las 557 personas que se presentaron a los exámenes de este mismo año -febrero y mayo- aprobaron 490 es decir un 87,97%. Valencia es la provincia que mayor cantidad de gente acoge en este examen con 459 presentados, seguida de Alicante con 67 y de Castellón con 31.

Los motivos económicos y familiares empujan mayoritariamente a los distintos aspirantes a presentarse a este examen: algunos de ellos son hijos o hijas de taxistas, otros, en cambio, ven accesible pasar el examen y ser así «su propio jefe». Algunos consideran que esta es la última oportunidad que tienen para seguir formando parte del mercado de trabajo.

«En mi familia siempre hubo un taxi, así que prácticamente me he criado en uno de éstos. Empecé primero como mecánico y, a los 21 años me saqué el carné de camión, el que se necesitaba por aquel entonces, y me hice taxista y hasta hoy», cuenta Chulia. «Yo me presento porque tuve un accidente laboral y me estropeé el hombro por consiguiente dejé de poder realizar mi trabajo. He estado toda la vida con un volante entre las manos y con la edad que tengo esta es la mejor opción a la que aspiro», contaba Javier, de 50 años, que se preparaba para poder aprobar este examen.

Los bloques que se estudian para este control y por los que posteriormente son preguntados los estudiantes son tres. El primero de ellos es la legislación que rige en el taxi; el segundo bloque tiene que ver con las tarifas que se aplican, los alumnos tienen que conocer qué tipos de tarifas hay y cómo se aplican dependiendo del día y la hora. Por último, se valora el conocimiento de la ciudad, es decir, los estudiantes tienen que saberse las calles, además de localizar los hospitales y los centros de salud, las grandes vías, entradas y salidas del área metropolitana. Los aspirantes también deben conocer los 43 municipios que están integrados en Valencia. El examen cuenta con varias preguntas en valenciano y en inglés muy básico.

Los preparadores coinciden en que la paciencia es la principal capacidad que debe tener un taxista porque «cada cliente es un mundo», aclara Rafa, profesor de TAXCO. «Nuestro principal problema ahora es la falta de interacción entre el cliente y el taxista. El que sube o está hablando por teléfono o está mirando el facebook en su móvil y si le hablas parece que le estás molestando, la relación taxista cliente ahora es menos humana», asegura.

«Ser taxista es estar en la calle, hablar con la gente y eso es maravilloso», narra Vicente, otro preparador de exámenes. «Yo elegí esta profesión porque escojo mis horarios y no dependo de nadie, soy bastante libre y en pocos trabajos tienes algo así», explica. Cada taxista elige el número de horas que está al volante ya que a partir de 16 horas el taxímetro deja de funcionar.

Algo está claro, los aspirantes no solo necesitan tener los conocimientos básicos sobre el mapa de la ciudad, el taxi y las tasas, deberán ser pacientes para que su taxímetro empiece a contar.