Para bajar el telón del curso Retos del cáncer en el paciente anciano, organizado por la Universidad Católica de Valencia y la Asociación Terapéutica para la Investigación en Oncología, los estudiantes de Medicina recibieron una sesión diferente a las que se espera en una jornada sobre oncología. Esta vez, en lugar de médicos, los encargados de la jornada fueron actores de teatro. Carles Castillo y Amparo Castillo son integrantes del proyecto ImproAsistencia, una asociación sin ánimo de lucro en la que colaboran actores, médicos, trabajadores sociales, y psicólogos. Su labor consiste en visitar los hospitales y centros de salud para ayudar al personal sanitario en su trabajo, incidiendo en la parte anímica. «El teatro es una herramienta terapéutica, pedagógica y de comunicación» comenta Carles Castillo a Levante EMV. Su hermana Amparo añade que hacen «teatro con corazón» porque mediante diversas técnicas intentan «llegar a todos los pacientes para que se comuniquen y expresen sus sentimientos, al igual que tratamos de levantar el ánimo». Transmitir«alegría y esperanza» en un ambiente donde suele escasear y cotizarse a un alto precio es fundamental para el desarrollo del paciente porque «si está más animado, tiene más alegría y se siente mejor». Eso «ayuda en la práctica médica», apunta la actriz.

Una de las cosas más difíciles que deben afrontar los médicos es saber cuál es el momento y el modo de comunicar malas noticias. No hay manuales que enseñen algo tan difícil. Por ese motivo, el médico debe saber «respirar el momento» y hablar con «muchísima sensibilidad», al tiempo que el paciente debe «saber elegir quién le acompaña» y el oncólogo «darse cuenta de con quién esta». Por eso, se recomienda que «el acompañante sea alguien de total confianza, que sepa comunicar las cosas a la familia». Por otro lado, Castillo comentó que los familiares también deben entrenarse en estas técnicas de comunicación para lograr empatía con los médicos, ya que, a veces, «los nervios« provocan que los familiares no tengan la paciencia que requiere adaptarse a los tiempos y ritmos de la investigación de la enfermedad. «Los familiares y el enfermo quieren saber los resultados lo más pronto posible y el doctor necesita estudiar los datos con detenimiento». Por ese motivo, debe practicarse la empatía y la paciencia. Este taller sirvió a la estudiante de medicina Andrea Lozano para comprender «la importancia que tiene la comunicación con el paciente» porque «contarle cómo evoluciona su tratamiento es fundamental para que vaya mejor». En ese sentido, su compañera de estudios, Angie Burgos, destaca la necesidad de «escuchar, tener empatía y conectar para que sienta confianza» con su médico, para que «entienda que intenta hacer lo mejor para él».